Veinte jóvenes madrileños llegaron el pasado jueves a Ceuta para participar en un proyecto intergeneracional con los mayores dependientes de la Casa familiar de Cruz Blanca del Sardinero. La asociación organiza diversas actividades durante una semana con el objetivo de intercambiar experiencias y que ambas generaciones se enriquezcan los unos con los otros. “Tenemos tanto actividades en la casa familiar como en el exterior. Vamos a llevar a cabo una fiesta hawaiana, musicoterapia, circuito físico y alguna sorpresa que hay preparada”, expresa Magdalena Navarro, integradora social del proyecto.
Los mayores participan y se muestran receptivos con los voluntarios, todos los usuarios poseen alguna discapacidad intelectual pero cada uno tiene un grado de autonomía diferente. “Nos alegran el corazón, nos acordamos de cuando éramos más jóvenes que también íbamos de un lado para otro”, cuenta Francisco, uno de los mayores que está participando en la actividad.
Parroquia Cristo Sacerdote y colegio Mayor de Madrid
Los chavales tienen entre 18 y 24 años y vienen desde la Parroquia Cristo Sacerdote y el colegio Mayor de Madrid. Han escogido pasar sus vacaciones ayudando y colaborando con los mayores dependientes de Ceuta. Paula Giménez, de 22 años, manifiesta su entusiasmo: “Es muy gratificante experimentar estas cosas y ver a estas personas que están bien, felices y además poder aportarles un montón de cosas”. Cuenta que esta experiencia es “un chute de realidad” que permite conocer de primera mano lo que hay más allá de sus comodidades. Para la mayoría de los jóvenes, esta ha sido su primera visita a Ceuta, reconocen que les ha impresionado la variedad cultural de la ciudad y la belleza del paseo de la Ribera.
Esta actividad continuará durante todo el mes de agosto con otros grupos de voluntarios provenientes de otras ciudades. Desde mediados de julio han llegado grupos de Vitoria y Bilbao y se prevé recibir a más voluntarios.