Las salidas de subsaharianos en balsas propias de juegos playeros obedecen a un tipo de estrategia orquestada por las mafias. Según sospecha la Policía Nacional, son instados a partir de esta forma a sabiendas de que forzarán el ser auxiliados por las unidades de Salvamar. De esta manera se evita el rechazo ya que, en medio del Estrecho, no hay fuerza de seguridad capaz de atreverse a facilitar una expulsión. Una vía que sí se está utilizando en el caso de las balsas que a diario intentan entrar a través de los espigones. La Guardia Civil, prácticamente a diario, realiza rechazos de balsas de inmigrantes que son detectadas desde el COS intentando adentrarse en las costas ceutíes. Al darse el aviso rápido, las unidades marítimas de la Benemérita acuden al punto pretendido de salida forzando su regreso a aguas marroquíes. También sucede lo mismo con los nadadores que pretenden su acceso bordeando los espigones de Benzú o Tarajal.
Travesías de riesgo
En estos casos los rechazos se llevan a cabo, pero en las situaciones protagonizadas por las balsas se procede a aplicar el protocolo vigente auxiliándolos y trasladándolos a Ceuta o Algeciras en donde pasarán a formar parte de los acogidos en los centros.
Por 200 euros el grupo de subsaharianos que emprende travesía consigue adquirir una de estas balsas de juguete en las playas del norte marroquí. Con viento a favor y la connivencia de los agentes marroquíes emprenderán una travesía en la que arriesgan sus vidas pero que se ha convertido en la práctica habitual explotada, en los últimos veranos, por los subsaharianos.
Jugarse la vida en una balsa se ha convertido, así, en el quehacer diario de esos cientos de inmigrantes que esperan el momento oportuno para conseguir esa meta y formar parte de las bolsas de sin papeles asentadas de una u otra forma en Europa.
Curiosamente el precio de una de estas balsas se multiplica por cuatro si la misma se adquiere en Marruecos en vez de en Ceuta. Son los incrementos ‘de tarifa’ que ordenan las mafias que terminan explotando a quienes no tienen más remedio que formar parte de este tipo de salidas en las que se apuesta por el todo o la nada.
Las fuerzas de seguridad ceutíes cifran en no más de 60 subsaharianos los que esperan, en los montes de Beliones, esa oportunidad. La cifra aumenta en centenares si se fija la mirada en las zonas de Tetuán y Tánger de donde parten las travesías en goteo.