La UE ha plasmado en un informe las deficiencias que ha encontrado en distintos pasos fronterizos. Analiza, evidentemente, el de Ceuta: esa línea llamada Tarajal que separa la ciudad autónoma de Marruecos. Muchas de las reclamaciones que se hacen, orientadas a la consecución de mejores inmediatas, son el resultado de años de dejación o de inversiones equivocadas. Hoy por hoy el Tarajal no es la frontera digna que pueda ser etiquetada como la ‘sur de Europa’.
Todo lo que allí sucede es tercermundista y las tan reclamadas mejoras en materia de medios y agentes tienen ahora el altavoz de toda una Unión Europea. Aunque la UE olvida que ese Tarajal es su propia frontera y que quizá tenga algo que decir más allá de exponer los problemas y déficit que todos los puntos del país tienen. El Gobierno central ha empezado a anunciar medidas para poner en marcha pero estas deben ser complementadas con acciones inmediatas para resolver situaciones que nos marcan a diario. El mismo día en el que se conocía el informe de la UE se llevaban a cabo cierres parciales de la frontera, debido a protestas protagonizadas en el lado marroquí por porteadores que querían acceder, un sábado, a practicar lo que no se puede. Los cierres impidieron la normalización, con el consiguiente daño que se hace a la ciudad y que son la extensión de lo acontecido en la tarde del jueves, con avalanchas, intervenciones, fuerzas de seguridad desbordadas...
El Tarajal, la frontera que separa dos mundos está en alerta roja. La UE hace muy bien en llamar la atención, pero debe ser consciente de que no se implica lo que debiera. También es su responsabilidad.