Con más de un siglo de historia la ‘Mochila’ sigue siendo una de las fiestas populares más importantes en Ceuta. Ese día en el que amigos y familia se dirigen al campo con frutos secos y frutas del tiempo para divertirse durante una jornada de convivencia. Pero, al igual que todas las tradiciones, esta no va a ser menos y, ayer, algunos comentaban que esa fiesta que disfrutan desde pequeños “se está perdiendo”. Este año fue perceptible la escasa afluencia, que muchos consideraban como la más baja de los últimos tiempos. “La climatología y la lluvia de esta semana han generado que apenas suban familias. Cerca de las 12.00 horas habíamos calculado unas 150 personas y, anoche apenas acampó nadie”, señalaba Álvaro Muela, técnico de Emergencias de Arce.
La bajada de las temperaturas y la lluvia también tuvieron su reflejo en la afluencia de los más jóvenes que suelen comenzar la fiesta con varias jornadas de adelanto o, al menos, acampando la noche anterior. Por primera vez el fuerte de Aranguren (donde predomina la concentración de población joven) durmió prácticamente vacío, a excepción de dos tiendas de campaña, y no fue hasta las 7.00 horas cuando comenzaron a llegar los primeros grupos. “Hacía mucho frío. Nada como dormir en casa calentita”, comentaba una chica. “Estaremos hasta el final del día, este año no acampamos”, continuaba su compañera. Otros, sin embargo, decidían desafiar a las temperaturas y aseguraban que “siempre que no diluvie nos quedaremos todo el fin de semana”.
Aunque la imagen de merenderos y zonas colmadas de familias fue imperceptible en García Aldave, algunos se animaron y fueron llegando de forma discreta. “Hemos esperado hasta el último momento. Esto ha sido algo improvisado”, comentaba Manoli mientras ponía sobre la mesa varias bolsas de frutos secos. “Es importante que este día no se pierda. Nosotros venimos todos los años”, decía Alberto afanado en remover la paella que cocinaba para su familia.
En cualquier caso, un año más la Mochila volvió a ser fiel reflejo de una tradición única en toda España y de la que los ceutíes se sienten más que orgullosos. Una tradición que todos dicen que no debe perderse o desaparecerá parte de la identidad de Ceuta.
En cuanto a los dispositivos de seguridad desplegados para la jornada, el Puesto de Mando Avanzado, coordinado por ARCE, y compuesto por Cruz Roja, un retén de Bomberos y las Fuerzas de Seguridad, estuvo concentrado en el Mirador de Isabel II desde la tarde del día previo. Todos ellos definieron la jornada de “muy tranquila”. Alrededor del medio día no habían registrado ninguna incidencia grave desde que comenzaron las labores. Además, Policía Local estableció un servicio especial que se prolongó hasta las 22.00 horas.
La Consejería de Medio Ambiente junto con la de Gobernación coordinaron un total de 160 efectivos de seguridad, limpieza, sanitarios, protección civil y servicios forestales, a los que se le sumaron Obimasa, Tragsa y Trace.
Los estragos de la climatología
Las inclemencias de la meteorología anunciaban a principio de semana que se avecinaba una Mochila floja. La lluvia que sacudió la ciudad hasta la jornada anterior reorganizó los planes de aquellos ceutíes fieles a esta tradición que esperaron hasta el último instante para decidir si disfrutarían de un día de campo entre amigos y familia. Sin embargo, la afluencia ya se ha visto resentida en los últimos años. Tradiciones que se pierden, unas nuevas que llegan o la opción de disfrutar de unos días festivos al otro lado del Estrecho han hecho mella en la Mochila.