L a política migratoria emprendida por el PSOE desde que Pedro Sánchez llegó a la Moncloa está dando mucho que hablar. Todo lo que ha sucedido en Ceuta desde que Grande-Marlaska asumiera la cartera de Interior, ha definido, de una manera que aún no está clara, la forma de hacer las cosas en este Ministerio.
Sonadas han sido sus primeras declaraciones sobre la retirada de las concertinas en las vallas de Ceuta y Melilla o las devoluciones ejercidas en ambas ciudades autónomas ante las entradas masivas de inmigrantes, desempolvando un antiguo convenio de colaboración con el país vecino.
Son muchas las cuestiones en el aire que requieren que sea el mismo ministro el que vea con sus propios ojos la realidad de la presión migratoria en nuestra ciudad. Por el momento habrá que esperar para que eso pase, pero un inicio ha sido el anuncio de la visita, hoy, de su número dos, de la secretaria de estado de seguridad, Ana Botella.
Después de un verano y un inicio de otoño lleno de visitas exprés al perímetro fronterizo y al CETI (Albert Rivera, Pablo Casado, Carles Campuzano, Javier Nart...), Ana Botella llega a Ceuta para comprobar la realidad de lo que aquí está ocurriendo, con la idea, se pretende, de que las decisiones que salgan a partir de ahora desde el Ministerio del Interior, sean para actuar en consecuencia con la realidad que Botella comprobará, hoy, en primera persona.
Muchas veces se dice, pero no tantas se hace: para tomar decisiones de relevancia, hay que conocer el terreno. Esperemos que lo que se decida después de esta visita, se traduzca en mejorar la situación de Ceuta, que falta le hace.