Residentes en el CETI e indios del campamento del monte procesionaron el Viernes Santo por los crucificados en el mundo del centro del Jaral a la Iglesia de África, efectuando varias estaciones de penitencia.
Cuando partieron de sus hogares, ninguno de ellos conocía qué les depararía el futuro. Sólo sabían que el camino para alcanzar una vida mejor pasaría por distintas etapas en un calvario que ha alcanzado su última estación: Ceuta. Una treintena de protagonistas de estos flujos migratorios a Europa cargaron el Viernes Santo con su penitencia y realizaron un vía crucis por los crucifiados del mundo, es decir, por aquellos ciudadanos que perdieron la vida en el camino y quienes se encuentran sometidos en su propia tierra.
Organizado por las Carmelitas Vedrunas y los Jesuítas además de contar con el apoyo de distintas parroquias de la península y la Asociación Elín, la procesión partió del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, CETI, residencia de parte de los subsaharianos participantes, y recorrió los senderos próximos al pantano del Renegado hasta alcanzar el campamento de los tigres del monte, el grupo de indios que abandonaron el centro del Jaral hace dos años por temor a la expulsión y donde aún permanecen. La comitiva paró en la playa de Benítez de camino al centro de la ciudad, lugar en el que recordaron a los náufragos y víctimas de las corrientes del Estrecho. Mientras, a las puertas de la Iglesia de África, los asistentes a misa aguardaban su llegada.
Después de cuatro o cinco estaciones de penitencia, los inmigrantes alcanzaron su destino cargando cruces elaboradas con troncos y un mensaje de paz y convivencia. La organización tenía dispuesto en la puerta de la iglesia un panel con una reproducción de un mapa mundi en el que los presentes tuvieron oportunidad de depositar sus plegarias por los inmigrantes a través de cruces de papel con adhesivo.
El acto culminó con una oración por el descanso de los crucificados del mundo para que con su vía crucis personal resuciten en una vida mejor, sin fronteras ni nacionalidades.