El juicio contra cuatro directivos de la compañía minera anglo-australiana Río Tinto, acusados de sobornos y espionaje industrial, comenzó hoy en Shanghái. El Tribunal Intermedio Número Uno de Shanghái será el encargado de juzgar al ciudadano australiano de origen chino Stern Hu y a otros tres directivos locales de la minera en China: Wang Yong, Ge Minqiang y Liu Caiku.
Los cuatro fueron detenidos en julio del 2009 bajo sospecha de haber filtrado secretos de Estado durante las negociaciones anuales de los precios del hierro entre las tres grandes mineras mundiales, entre ellas Río Tinto, y las acerías chinas.
Sin embargo, tras la investigación policial y las gestiones diplomáticas australianas, la acusación se redujo a los delitos por los que ahora están siendo juzgados: aceptación de sobornos y espionaje industrial.
La semana pasada, el Gobierno chino pidió que no se politice el juicio, en respuesta al primer ministro australiano, Kevin Rudd, quien señaló que el mundo estará pendiente del caso.
La detención de los directivos de Río Tinto contribuyó a aumentar las tensiones que ya existían entre ambos países, surgidas por el recelo del Gobierno australiano ante las participaciones cada vez mayores de empresas del gigante asiático, casi todas estatales, en firmas australianas de sectores clave, como el minero.
Los propios accionistas de Río Tinto bloquearon una oferta de Chinalco, la mayor productora de aluminio de China, para duplicar su participación del 9,5 por ciento en la minera.
Ante el aumento de precios de las materias primas, las empresas chinas, en especial las acerías, han optado en los últimos tiempos por aumentar sus participaciones en las empresas australianas de recursos naturales, e incluso llegar a controlarlas, para reducir su dependencia de terceros.