Son las marcas de la Frontera Sur de Europa. Las que quedan en aquellas personas que se encuentran ingresadas en hospitales o que han conseguido escapar de redadas brutales, evitando así su deportación lejos de la frontera.
Activistas de Ceuta como Reduan MJ han llevado a cabo, al otro lado de la frontera, reconocimientos in situ de lo que está sucediendo en Marruecos. “Es brutal”, explica a El Faro. En Tánger, en donde los últimos días ha habido redadas y agresiones en casas y bosques, se han encontrado con heridos. Algunos están ya ingresados en hospitales, otros han escapado para no ser detenidos.
Un salto a la desesperada
Detrás de las cifras hay situaciones personales, como la de un joven subsahariano que saltó desde la tercera planta de un hotel en donde estaba oculto, al presenciar las redadas llevadas a cabo por las fuerzas marroquíes. Ha terminado ingresado en el Hospital, con las manos completamente vendadas y daños físicos.
En el bosque se han desmantelado campamentos, ha habido agresiones y deportaciones. Se usan caballos y perros para localizar a las personas. “Muerden a las personas. Hemos visto a una mujer a la que un perro le mordió la cara en el bosque. Se ‘ganó’ que no la deportasen por las heridas. Pero están llevándose a hombres, mujeres, embarazadas...”, alertan.
La práctica de estas redadas son conocidas por la opinión pública. Se han difundido vídeos y conocido críticas de las distintas oenegés. La situación es crítica para una población que se convierte en la penada por hechos puntuales sucedidos en las vallas.
Las detenciones no cesan y las consecuencias, a pesar de ser visualizadas, parecen no servir de veto a una situación sangrante en plena Frontera Sur.