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Los interrogatorios incisivos del abogado defensor pretendieron poner de relieve la falta de rigor en algunas indagaciones del sumario que uno de los instructores terminó reconociendo
Una vez reanudadas las conexiones marítimas entre Ceuta y Algeciras, el tribunal de la Audiencia pudo conformarse ayer nuevamente para continuar con el juicio seguido contra un guardia civil y su esposa por delitos de blanqueo de capitales, entre otros. La jornada matutina estuvo protagonizada sin duda por el abogado de la defensa en sendos interrogatorios a los dos instructores de la investigación que el departamentos de Asuntos Internos de la Guardia Civil inició contra su defendido por su presunta vinculación con el narcotráfico. El letrado de la defensa quiso incidir en algunos de los episodios en los que la Fiscalía basa su acusación fruto de las conclusiones de los investigadores en los que trató de poner de relieve la falta de indagaciones para que las sospechas fueran certezas. Finalmente, uno de los instructores reconoció que en algunas de las conclusiones que plasmaron en sus oficios “pudo haber ocurrido”, pero no con la certeza que a juicio del letrado de la defensa debían tener los investigadores.
Cabe recordar que esta investigación se realizó desde Asuntos Internos de la Guardia Civil con la colaboración de la Policía Nacional. Mantenían reuniones periódicas en las que se intercambiaban información de las pesquisas realizadas, como el resultado de los seguimientos y vigilancias a pie de campo y de las escuchas telefónicas. Pero muchas de esas gestiones, según la defensa, no quedaban recogidas en el sumario con la documentación pertinente.
Bien, uno de los episodios de los que los investigadores concluyeron que el acusado tenía conexiones con el tráfico de hachís era el hecho de que en agosto de 2010 se produjo, según la acusación, un pase de droga a Algeciras de un coche, cuya matrícula era reconocida por la Guardia Civil como “habitual pasador”. El día en el que supuestamente ese vehículo embarcó a la península, el acusado hizo una serie de “movimientos” sospechosos para los investigadores, tales como ausentarse de su puesto en horas de trabajo (algo que hacía a menudo, según otros de los agentes que participaron en el trabajo de campo), o atender una llamada telefónica, presumiblemente desde un terminal que no era el suyo habitual e intervenido judicialmente, media hora después del supuesto embarque. Y es supuesto el embarque de ese vehículo porque, según confirmó uno de los instructores, no se comprobó que ese coche embarcara porque no se solicitó a la naviera el listado de embarque y tampoco en Algeciras se interceptó a ese vehículo supuestamente ‘cargado de droga’.
Pues bien, según el guardia civil instructor del caso, “pudo haber ocurrido” que la ausencia del acusado de su puesto de trabajo horas antes del embarque no confirmado del vehículo pasador de droga, fuera para “preparar el pase” o que la llamada telefónica posterior fuera para “completar la transacción” por facilitar el pase.
Y es que las sospechas de la relación entre el acusado con el narcotráfico se basan en la experiencia de las Fuerzas de Seguridad en que “las redes del tráfico de droga en Ceuta siempre cuentan con la connivencia de alguien (bien de la Guardia Civil o la Policía)” y los supuestos contactos del acusado con dos conocidos narcotraficantes y las circunstancias en las que se produjeron esos encuentros “no fortuitos” terminaron de despejar las dudas de los investigadores.
Los instructores aseguraron que los momentos en los que el acusado se ausentaba de su trabajo adoptaba unas medidas evasivas de vigilancia que los agentes de campo dijeron no recordar.
Los encuentros, reuniones y entrevistas del acusado
Uno de los guardias civiles que realizó un seguimiento al acusado vio y grabó un “encuentro” que éste tuvo con un conocido narcotraficante llamado ‘Karim’. Ambos mantuvieron una breve conversación en una calle de la ciudad al tiempo que tras separarse ambos entraron a sus domicilios en el mismo residencial. A preguntas de la defensa, los agentes dijeron que no comprobaron si es que ambas personas simplemente eran vecinos. Igualmente otro de los investigadores explicó que en septiembre de 2010 se produjo un encuentro entre el acusado con otro conocido narcotraficante con el que “mantuvo una entrevista de dos minutos” en la entrada del puerto.
Incluso con ese mismo sospechoso de narcotráfico, los agentes concluyeron que el acusado mantuvo una reunión en el Monte Hacho. Aunque no vieron efectivamente quiénes se reunieron, los agentes dijeron haber visto un coche similar al que el narcotraficante usaba habitualmente, sin que realizaran, no obstante, diligencia alguna para identificar a los ocupantes de ese coche, reconocieron.