Último día de este 2017. Último día especial, cargado de simbolismo. Dejamos atrás un año complicado, lo ha sido para la ciudad y lo ha sido también para muchos sectores que han sufrido de forma directa las consecuencias de la crisis y del agotamiento de diversos modelos que está sufriendo Ceuta. Comienza un 2018 en el que, todos a uno, hay que hacer fuerza para vencer el pesimismo y para salir adelante de la mejor manera.
Es la única salida: estar unidos para conseguir que este 2018 deje atrás las malas escenas que tanto nos han afeado. En esa unión tenemos que hacer piña todos los ciudadanos. Es nuestra obligación. La de los gobernantes es demostrarnos que debemos creer en ellos, hacer algo más que lanzar promesas, adoptar soluciones inmediatas y urgentes, bajar al terreno que pisamos los ciudadanos y ofrecernos la confianza perdida.
Esa es su misión, no la de reprochar o recriminar, porque ni están en el derecho de hacerlo ni tienen el poder para ello, después de los sinsabores que deja un 2017 que ha abierto grietas profundas. Todos unidos debemos dar cabida a un 2018 en el que Ceuta, unida, demuestre el nivel y capacidad de lucha, sencillamente porque no podemos permitir que se hunda, que el futuro de nuestros hijos, que la tierra de las generaciones venideras avance moribunda en una sociedad cada vez más convulsa. Es nuestra obligación como padres, como trabajadores, como dirigentes, como miembros de este pueblo que no puede quedar atrás.