Nos presentamos como monitores del Centro Ecuestre, técnicos de nivel 1 y profesores de equitación desde hace ya unos 11 años (además de ser apasionados de los caballos y del mundo que lo rodea). Hablando en nombre del equipo del Centro Ecuestre JP.
Tenemos un sinfín de anécdotas, relacionadas con estos amigos de cuatro patas, algunas de las cuales, compartimos en reuniones cada vez que tenemos oportunidad, intercambiando vivencias ecuestres.
Hemos sido profesores de niños, desde los más pequeños que llegan con cuatro años (a “pony cuerda”, con sus juegos y fantasías) hasta los adolescentes, que ya empiezan a compaginarlo con estudios más complicados. Hemos impartido clases o ayudado en la terapia de disminuidos físicos, psíquicos y sensoriales de todas las edades, haciéndonos partícipes de sus objetivos conseguidos, guardando para nosotros, algunos de los mejores momentos.
En una charla con mis iguales en la hípica, llegamos a una misma conclusión, a todos se nos inculcó esta pasión desde pequeños en la antigua Viña Acevedo, primero de manos de los militares, y luego, con más intensidad, de manos de Javier Pérez. Hemos tenido el gran honor de formar parte de la famosa tanda de pony salto de las 12 de la mañana, tanda a la que todos deseábamos llegar. Juntos hemos aprendido, no sólo a montar a caballo, si no además a todo lo que este deporte conlleva, limpiar cuadras y equipo, tener a los caballos relucientes, siempre puntuales y uniformados, e incluso a competir, dando especial importancia a la elegancia y deportividad, en un deporte donde caerse no es excusa, y levantarse es una obligación. Podría usarse una metáfora en lo que al salto de obstáculos se refiere, pues se asemeja a los obstáculos que debemos saltar en la vida. Los tiempos cambiaron y aquella generación se fue separando por los estudios, aunque fue tan sólo una separación en lo que a deporte se refiere, pues seguimos manteniendo una estrecha relación con casi todos los miembros de aquella generación de jóvenes jinetes.
En esta última etapa como profesor de equitación, ante la creciente demanda de alumnos adultos, se nos dio el honor, y la difícil tarea de enseñar a los mayores, con los miedos y limitaciones que ellos mismos se imponían y que, al superarlos, se alegraban e ilusionaban más que los jóvenes.
Y es que, dando clases de equitación, hemos aprendido mucho, sobretodo, a tratar con diferentes personalidades, personas que han pasado de alumnos a amigos, dejándonos cada uno, algo por lo que ser recordados.
Pero ahora, el día 30 de Junio, de repente, se esfuma todo, ya no hay clases en el Centro Ecuestre, ni rutas por nuestros montes. La gente nos pregunta por la calle si se volverá a poder disfrutar de la equitación, deporte que, en cualquier otra ciudad tiene precios elevados, pero que Ceuta ponía al alcance de todos los bolsillos, impartiendo unas clases de calidad, dadas por personal cualificado, y unos instrumentos de trabajo, nuestros queridos caballos, muy por encima del nivel que otras hípicas pueden ofrecer, en cuanto a caballos y ponis de tanda se refiere.
Cabe destacar la entrega y profesionalidad del personal, pues tanto mozos como monitores hemos trabajado hasta el último día, sin cobrar desde hace cuatro meses. Sabemos que muchos de nosotros, iremos a engrosar las ya grandes listas del paro. Eso los que podamos, porque los mozos, después de 16 años cuidando de manera excelente a nuestros caballos, tendrán que volver a sus orígenes.
El pasado Domingo, siendo lo que hasta el momento parece que será el último fin de semana de clases de equitación, si el sin sentido continúa, organizamos una salida al campo de todos los alumnos del Centro Ecuestre que tenían clase. El día se dividió en cuatro tandas, repartiendo a los jinetes, que fueron desde los más pequeños con poni, a los mayores con caballo, escoltados en todo momento por sus monitores, que según el nivel de la ruta, fueron andando o montados. Creemos que fue, para todos, un día para el recuerdo, lleno de alegrías, aunque en nuestros interiores sentíamos que podría ser el último.
Creo que se ha llegado a un punto de pérdida del sentido común. Y humildemente pido que se solucione por el bien de esta ciudad y de sus ciudadanos.
Ceuta es una ciudad maravillosa, que podría ser puntera por la cantidad de oferta turística que tiene, diferentes deportes al aire libre, playas y montes con grandes paisajes. Somos la puerta a Marruecos para Europa y viceversa. Debemos aprovecharlo y aportar siempre para sumar.
Por último, no queremos perder la ocasión de darle a Javier Pérez, en nombre de su equipo, las gracias por todos estos años, pues él es el principal artífice de que hoy en Ceuta amemos y respetemos este deporte. Ha sido un ejemplo de lucha constante por un sueño, que en Ceuta se monte a caballo, y con sus esfuerzos lo ha conseguido. Desde aquí, le animamos y le mandamos fuerzas para que siga luchando por nosotros, su legado ecuestre en Ceuta. Javi muchas por gracias enseñarnos, muchas gracias por luchar por nosotros, muchas gracias por tu paciencia, muchas gracias de corazón.
Se despiden los monitores del Centro Ecuestre JP.