Y, ellos dicen y nosotros decimos es un artículo acerca de los momentos que se vivieron en el hemiciclo del Congreso, con dos días de vivo parlamentarismo, donde cada partido político con arreglos a sus ideologías y sus propios intereses partidistas, fueron exponiendo con más o menos acierto la sección de investidura.
Y acabó la sesión de investidura y acabó como se suele decir: “compuesta y sin novio”. Todo era previsible en ese circo mediático en que quedó convertido el Palacio del Congreso. Nadie parecía interpretar el rol que debía interpretar, sino que todos jugaban a un rol diferente en una comedia de enredo donde pareciera que los actores principales iban y venían por el teatro del hemiciclo con los guiones cambiados…
Toda recordaba al teatro del “esperpento”* de Ramón del Valle Inclán. Todo pareciera esperpéntico, empezando por el Presidente del Gobierno en funciones, el Sr. Mariano Rajoy, que en una actitud inaudita en la responsabilidad parlamentaria, dejó pasar por dos veces su turno parlamentario de intentar formar gobierno, aludiendo que no tenía suficientes apoyos. Y, este acto de pura cobardía política, le invalida éticamente como político que pueda aspirar a una posible jefatura de un gobierno de coalición con otras fuerzas. Nunca se ha conocido en el parlamentarismo español, que alguien que ha sido llamado por el Jefe del Estado para que forme gobierno, haya renunciado a ello, esperando como don Tancredo que en el inmovilismo le vengan vientos favorables.
Deplorable y patética la actitud del “Presidente en funciones”, que siempre será recordado como un auténtico holgazán, por no cumplir con sus obligaciones que le son inherentes al cargo que ostenta, y la demostrada falta de valentía y arrojo para afrontar su responsabilidad como candidato al cargo de Presidente del Gobierno. Definitivamente, bien pudiera ser el caso paradigmático de un político donde ha utilizado la “cobardía” como forma genuina de ejercer su acción política dentro del parlamentarismo español. Y que como valor añadido de su desvergüenza, tuvo la patética actuación melodramática desde la tribuna de oradores -donde la palabra debe de ser sagrada- de llamar “corrupta” la misión de Pedro Sánchez de intentar formar Gobierno tal como se lo había encomendado el Jefe del Estado. Ver para creer, pues nada menos que el Presidente del Gobierno en funciones -secretario general de un partido que tiene entre rejas a su tesorero y múltiples expedientes en el juzgado por “corrupción” de muchos de sus dirigentes-, es el mismo que llama “corrupto” -como he citado anteriormente- al que sale al hemiciclo -equivocado o no- a dar valientemente la cara para ser investido.
Por otra parte, si valoramos la actitud del Sr. Sánchez, entendemos que se ha equivocado al elegir a “Ciudadanos” entre sus apoyos, sencillamente porque con 130 diputados que suman sus fuerzas no se tiene “quórum” suficiente para ser investido presidente. Sin embargo, la elección de elegir a “Ciudadanos” como posible socio de gobierno, es muy posible que no la haya tomado él, sino que venga forzada por la postura de los influyentes políticos del PSOE que gobiernan en la periferia, y que dentro de la comodidad de sus mandatos, no desean una alianza con un socialismo más fresco y más vivo que le hagan recordar sus genuinos orígenes continuamente.
De tal manera que Sánchez se ve doblemente presionado. Por una parte por “Podemos” que desea ir a un socialismo real con medidas estructurales que hagan subir las ratio de bienestar de los ciudadanos contra la política de “recortes” - la población ha sido arrojada a un sufrimiento y a unas penalidades constantes- que ha mantenido en la anterior legislatura el PP; y por otra el inmovilismo de los principales dirigentes de su propio partido, que ya han olvidado sus señas de identidad de la “O” de obreros” , y, así como también es muy posible la “S” de socialista. Y, en este sentido han sido claras y evidentes las amenazas veladas de la presidenta de Andalucía, la Sra. Susana Díaz Pacheco, y el presidente de Extremadura Sr. Guillermo Fernández Vara, que no han dejado de explicitar en todos los medios de comunicación, que no entenderían un acuerdo de gobierno con Podemos.
Y así son dadas las cosas, abiertas a una incomprensión tan dura y fanatizada entre los posibles partidos a gobernar que no ha surgido entre las filas de las diferentes bancadas del hemiciclo, la más mínima posibilidad de llegar a algún acuerdo para llegar siquiera a un Gobierno de compromiso o de mínimos.
Por consiguiente, ronda sobre nuestras cabezas la posibilidad de ir a nuevas elecciones donde se dirima de nuevo el voto de los ciudadanos, o que el Jefe del Estado inicie una nueva ronda de conversaciones.
Al parecer, si se mantiene el desacuerdo tendríamos que ir a nuevas elecciones, allá por el mes de junio, con lo cual se alargaría el Gobierno en funciones, posiblemente hasta después del periodo de vacaciones del Congreso. Así, que en nuestra opinión, se deben de quitar todas las líneas rojas con que se han ido vetando unos partidos a otros, y sentarse a negociar aquellos partidos que tengan una cierta afinidad política. Y, en este sentido creemos que es posible una coalición entre el PSOE y Podemos y los partidos periféricos y nacionalista -con los cuales en el pasado se pactó-, y llegar a un buen entendimiento rebajando cada uno sus primitivos programas llevados a las elecciones, para consensuar un consenso de mínimos que posibilite la gobernabilidad del país.
La otra posibilidad es que se haga una “gran coalición” de centro derecha, con el PP, Ciudadanos y PSOE, que gobiernen con un programa pactado previamente donde se rebaja la política de recortes del PP, y se concrete otra política más cercana a las necesidades de los ciudadanos; como bien pudiera ser la paralización inmediata de los desahucios, y la puesta en marchas de políticas no ajustadas necesariamente a columbrar fríamente los ratios económicos que nos ofrece diariamente la City londinense y otros centros financieros; sino de políticas de lucha contra el paro que posibiliten que miles de trabajadores se incorporen al mundo laboral en los centros de trabajo, pero alternando con prepararlos en cursos de formación convenientes y adecuados para los nuevos procesos productivos que en el cercano futuro se avecina.
Ambas posturas son válidas y son las que razonablemente parecen adecuarse mejor a la distribución y al sentir de los escaños. Es decir o pacto del PSOE con la derecha, o pacto con la izquierda, dado que el PSOE ha ido ocupando en su deriva ideológica, el tramo sociológico de lo que se ha dado en llamar el “el espacio político del centro”.
Nada, pues, ha quedado vacío de contenido, ni están confusas las posturas que salieron de las urnas. Pues, como conclusión a tanto debate de investidura ha quedado visto para sentencia que el PSOE -como se ha citado anteriormente-: o, bien elige el pacto con la derecha para que gobierne el “impresentable” Rajoy -por aquello de no haberse presentado a la investidura-; o, se postula como nuevo Jefe de Gobierno, apoyado por los partidos del socialismo real y los partidos periféricos y nacionalistas.
Así están las cosas, y así hemos tratado de contarlas. No hay más cera que la que arde…
(*)ESPERPENTO: El término esperpento aparece por primera vez en la 14ª edición del Diccionario de la lengua española (DRAE) de 1914, en el que trae las acepciones primera y tercera señaladas a continuación. La segunda acepción aparece por primera vez en el suplemento de la 19ª edición del DRAE, de 1970: «Género literario creado por Ramón del Valle-Inclán en el que se deforma sistemáticamente la realidad, recargando sus rasgos grotescos y absurdos, a la vez que se degradan los valores literarios consagrados; para ello se dignifica artísticamente un lenguaje coloquial y desgarrado, en el que abundan expresiones cínicas y jergales», definición que se mantiene hasta la última edición del DRAE, en el que desaparece la alusión a los «valores literarios consagrados».1