Pasado el verano en el que tantas ilusiones se ponen en su comienzo, toca ahora fijarse en las próximas para seguir caminando por este mundo y en este lugar en el que nos ha tocado vivir.
Cuando hablo (escribo) de ilusión me estoy refiriendo al concepto que el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE) utiliza como segunda acepción del término “Esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo” y comienzo a buscar en mi caletre cual será la actividad, acto, imagen, representación, etc en la que deposite mi esperanza para que se convierta en algo verdaderamente atractivo. Dejando a un lado las pertenecientes al patrimonio estrictamente personal y laboral al sumergirme en la sociedad de compañeros, amigos y familiares siento, leo y constato , que en este país llamado España la mayoría de ciudadanos con los que me relaciono no tienen ilusión ni fe en el futuro del país y se sienten especialmente frustrados. Seguramente no ocurrirá nada en un futuro inmediato en relación a la secesión de Cataluña al ser nuestro país la nación más antigua de Europa, es decir no habrá independencia, pero ¿por qué hemos llegado hasta aquí siendo España un país moderno, con instituciones democráticas, con teórica separación de poderes en la Justicia, con partidos políticos que podrían encandilar al país? Un país que votó con ilusión la Constitución de 1978, que votó al PSOE de Felipe González con verdadera ilusión por el cambio y posteriormente a Aznar, ya sin conocer los malditos pactos con los nacionalismos que nos han llevado con Zapatero y Rajoy a la situación actual. Desde el golpe terrorista que aupó a Zapatero y su posterior derrota que devino en la presidencia del Registrador, el país se ha venido a desmoralizar en cuanto a su futuro. Porque ¿alguien tiene alguna ilusión en votar en las próximas elecciones navideñas al Señor Rajoy o al Señor Sánchez? por citar solamente a los dos líderes de los partidos que al ser mayoritarios hasta ahora, deben vertebrar el sistema político español. ¿Alguien tiene ilusión en la monarquía como garante de la unidad de España? Del rey emérito conocemos su ruta gastronómica y del actual, que está preparado para ser rey, lo que incluye pitadas al himno nacional y no saber dónde pasa el verano.
Si miramos las instancias judiciales ahora resulta que el Tribunal Constitucional, aunque no sea parte del poder judicial, después de treinta y siete años no tenía capacidad para hacer cumplir sus sentencias, que olvido Presidente. Pero es que han existido sentencias del Tribunal Supremo y del TSJC que también son incumplidas y estos tribunales si tienen las competencias para hacerlas cumplir a pesar de los frenos que normalmente ponen los fiscales. Esto en un país que multan por rotular en español y las multas se pagan. La dejadez de los distintos poderes ejecutivos pasa factura a todos los ciudadanos.
De las instituciones del Estado parece que la policía, fundamentalmente la Guardia Civil y las Fuerzas Armadas que solo se ven de uniforme cuando las visita en el extranjero el presidente del gobierno ya que dentro de nuestro país no se ven, son las que más aprecian los ciudadanos . Por algo será.
Para tener idea sobre lo que estamos hablando, bueno es releer un poco de nuestra historia. Las elecciones de Noviembre de 1933 habían deparado 375 Diputados para la derecha y 95 para la izquierda (de ellos 60 del PSOE), se forma un Gobierno de derechas presidido por Lerroux y sin la participación de la CEDA de Gil Robles que había obtenido 115 Diputados. Durante 1934 numerosos atentados por parte de la izquierda suceden en todo el país. El 3 de Octubre de 1934 la CEDA entra en el gobierno con tres ministros y el 4 de Octubre de 1934 el PSOE y la UGT declaran la huelga general revolucionaria en toda España. El 6 de Octubre el Gobierno declara el estado de guerra en toda España y ese mismo día el presidente de la Generalidad Lluis Companys declara “el Estado catalán dentro de la república federal española”. En la madrugada del 7 de Octubre el gobierno de la Generalidad se rinde al General Batet prendiendo a Companys y a sus Consejeros, la mayoría de las fuerzas en las que se apoyaba la Generalidad desertan y el organizador de la revuelta Dencás huye por el alcantarillado. Esto fue el inicio de la guerra civil dos años más tarde.
La Constitución de 1978 se elabora para que esto no vuelva a suceder. Pero hoy, yo no creo ni en el actual PSOE con Sánchez a la cabeza ni en el Registrador para poder frenar entre ambos el esperpento que se avecina. Rajoy busca el amparo de los líderes extranjeros para solucionar un problema estrictamente nacional y el único amparo que necesita es el del pueblo español soberano, ninguno más. He de encontrar una ilusión que me permita seguir viviendo. Les prometo decírselo en cuanto la encuentre.