Se habla mucho a muy distintos niveles: desde la charla entre dos amigos sobre temas intrascendentes hasta las conversaciones en tres los máximos responsables de diversas Naciones tratando de que no volvamos a padecer la tragedia de una guerra. Todo ello, lo de los dos amigos y los otros, mientras hay unas acciones de guerra en diversas partes del mundo.
Esta misma mañana se mostraba el cadáver de una mujer sobre el suelo helado de Ucrania, víctima de los disparos de los ataques de los prorrusos en Kramatorsk, en la región de Donetsk.
¿Qué ha podido hacer esa mujer para encontrarse con tan trágico final para su vida? Simplemente vivir; ser una persona más en el mundo sin que su vida traspasara los límites de la sencillez y de la normalidad. Nunca habría pensado que su cuerpo, sin vida, se convertiría en una llamada de atención más contra un sistema de vida en el que, a fin de cuentas, todo se reduce a la utilización de la violencia. ¿Qué pensaría esa mujer entes de caer abatida por unos disparos anónimos? ¿Y cuales fueron los del que efectuó los disparos?
Nos desconocemos totalmente aunque vivimos un tiempo común. El ser humano desaparece, barrido por unos determinados intereses, no siempre justos, y sólo se le encuentra abatido por unos disparos anónimos. No es justo; es una barbaridad que los seres humanos no lleguen a entenderse por medio de los razonamientos de la mente; parece que ésta ha desaparecido, sustituida por un montón de armas. Es un cambio desolador; el ser humano ha dejado de pensar con amor, o buena disposición, para con los demás.
Hay que hablar, sin duda alguna, pero sabiendo muy bien lo que se ha de decir. Esas palabras no pueden convertirse en seres humanos destrozados por disparos de armas que se utilizan para tratar de convencer o, más bien, dominar a los otros, a aquellos a los que se ha de respetar como queremos ser respetados unos y otros ¡Qué triste y desconsolador resulta la pérdida del amor entre las gentes! Nos miramos, unos a otros, como enemigos o personas que no son de fiar y en nuestros corazones, sin embargo, hay paz y amor.
En estos días se están manteniendo negociaciones, al mismo tiempo que se trata de encontrar el apoyo necesario para defender las tesis propias. Hay viajes a largas distancias para explicar la situación y recabar entendimiento para la labor a llevar a cabo. Son ocasiones, esas, en las que hay que pensar muy bien lo que se dice y lo que, posteriormente se habrá de decir. Son trabajos muy delicados y es mucha la importancia de las decisiones a tomar. Las palabras del futuro no debieran convertirse en personas muertas sobre los suelos de cualquier lugar.