La ruptura oficial del ayuno que se organizó el miércoles por la noche en Sidi Embarek terminó de la forma menos prevista. Varios zetas de la Policía Nacional tuvieron que hacer acto de presencia para terminar haciendo de ‘escoltas’ a todos los que abandonaban la carpa abucheados por un grupo de ciudadanos.
No se salvó nadie. Ni los dirigentes políticos de la oposición, ni los líderes de entidades religiosas musulmanas ni, tan siquiera, el presidente de la Ciudad y el comandante general.
Esa fue la nota no deseada del acto. Por supuesto, la nota que no ha trascendido porque a nadie le ha interesado que trascendiera. Varios vídeos colgados en facebook muestran lo ocurrido así como la hilera de abucheos de la que nadie se libró. Vamos, que tuvieron que salir por patas antes de que les pusieran la cara más colorada aún. La protesta de estas personas estaba relacionada con lo que está sucediendo en Palestina y con el hecho de que se celebrara un acto oficial de este tipo en vez de optar por suspenderlo.
No voy a entrar en si el plante estuvo bien o mal. Eso queda en la conciencia y en la opinión de cada cual. Pero sí resulta grotesco que alguien diera aviso a la Policía Nacional, que esta terminara enviando varios vehículos y que se convirtieran en el ‘paseíllo’ protector con el que garantizar una seguridad que no iba a verse quebrada.
Hay que tener aguante para soportar estas y otras críticas. Los políticos, en el Gobierno o en la oposición, los líderes de asociaciones y todo aquel que ostenta una representación de peso tiene que estar a las duras y a las maduras, tener memoria histórica y recordar lo que sucedía en épocas recientes en las que los papeles estaban cambiados.
La ruptura oficial del ayuno quedó, de cara a la galería, disfrazada de acto fraternal; pero la realidad fue otra ya que hubo una parte de la historia que ni se contó pero que sucedió; una decisión, cuando menos innecesaria, de enviar a la totalidad de zetas que estarían esa noche de servicio para dar protección a quienes no la necesitaban para, de esta forma, salir por la puerta de atrás. Ya ven.