Balearia ha dado el paso esperado. Mucho ha tardado en mover ficha y confirmar públicamente que se lleva el ‘Passió’ de la ruta Ceuta para traer, de momento, otro buque anulando la primera salida de la mañana.
Es la primera respuesta que da la empresa naviera a la ausencia de un contrato en la línea que le garantice, de obtenerlo, cierta estabilidad económica en la ruta del Estrecho y nos garantice, al resto de la población, unas conexiones permanentes. Ahora empezamos a conocer las mermas que habrá en el servicio y tememos las que puedan producirse. Vamos hacia atrás con la permisividad de las administraciones y con un Estado cuyos máximos titulares en Fomento se pasean por Ceuta para prometer lo que luego no cumplen.
Si de entrada contamos con una Administración que ha dicho públicamente que tampoco es una catástrofe quedarnos un día o más bloqueados por el temporal... ya jugamos la partida saliendo como perdedores. A estas alturas es inconcebible que Ceuta pueda permitirse el lujo de perder conexiones o arriesgarse a no disponer de enlaces con la península. Admitir este hecho y permitir que sea una realidad no supondrá más que doblegarnos a una merma en nuestro desarrollo que, por cierto, cada vez es más evidente.
A los problemas diarios en la frontera, que han convertido nuestras relaciones con el vecino en una suerte de cambios de criterio, se suma la inestabilidad en la ruta marítima y aunque se anuncia la vuelta al enlace aéreo todos sabemos que esa alternativa no es la común para todos.
Asombra el silencio que, casi 72 horas después de la publicación, existe entre las distintas administraciones, partidos políticos y entidades de peso. ¿A nadie le supone una reflexión el plante mostrado por la más potente de las navieras, la que hasta ahora ha cumplido con los enlaces pese a los temporales sin que tuviera la obligación de hacerlo? Ni tan siquiera hemos recibido una respuesta por parte de los máximos responsables en materia de transporte marítimo a pesar de que se nos vendió como una prioridad la garantía de unas conexiones que hoy por hoy se ponen en riesgo.
Ceuta no puede moverse a golpe de impactos. La política firme se presupone en ámbitos de tanta relevancia como el tráfico marítimo. Su ausencia debería ser, cuando menos, preocupante. Asusta, sin duda, que no lo sea.