La marcha por la dignidad” del sábado 22 de marzo celebrada en Madrid, fue un rotundo éxito. La participación fue masiva y hará historia.
Sin contar con el apoyo de los partidos políticos, ni tampoco de los principales medios de comunicación, consiguió reunir a un número muy elevado de personas. Unos dicen que fueron dos millones, otros un millón. También hay quien baja la cifra hasta 50.000. Digan lo que digan, fueron muchos los asistentes, los cuales llegaron de todas las partes de España. No fueron pocos los que tuvieron que hacer un gran esfuerzo económico, en sus ya maltrechas economías, para poder viajar hasta Madrid. Entre los manifestante había parados, jubilados, trabajadores de todo tipo, niños acompañados de sus padres, etc.
Como podrán comprobar en lo escrito hasta ahora, en ningún momento ignoro el éxito que ha tenido la manifestación. Lo que tampoco voy a ignorar es que el número de violentos que atacaron con todo tipo de armas a nuestros policías nacionales fue muy importante. ¿Que era minoritario si lo comparamos con el total de asistentes? Sí. Pero eso no quiere decir que el número de violentos, aprendices de asesinos, fuese pequeño. En ningún momento podemos decir que era un número pequeño, sino todo lo contrario, bien significativo. Nunca antes tanta gente junta había atacado a los antidisturbios con tanta saña y maldad.
Algunos iban a matar, sus consignas precisamente parecían esas, matar al policía. El número de antidisturbios heridos de diversa consideración fue de 67, muchos con heridas graves. A uno de ellos le asestaron cuatro puñaladas en un costado que le llegaron a perforar hasta el chaleco anti-trauma. También resultó herido un policía municipal. La maldad utilizada ha sido tan extrema que pateaban en la cabeza a policías que estaban heridos en el suelo, incluso los atacaban cuando estaban siendo atendidos por el Samur. Una verdadera vergüenza. El Gobierno se debe tomar muy en serio lo ocurrido y poner las medidas oportunas para que esto no vuelva a suceder.
Los antidisturbios, muy acertadamente, dicen que falló la planificación y que las órdenes para cargar no llegaban o que llegaban tarde. Que la coordinación no fue buena y que provocó que muchos se vieran desamparados y a merced de una multitud de vándalos dispuestos a todo. A mi entender, la mala planificación y coordinación se debió a que los responsables políticos debieron de marcar unas directrices nada acertadas, lo que fue aprovechado por la multitud de vándalos para acribillar a los antidisturbios.
Algunos que van de pacifistas, con palabras cargadas de mucha maldad y “mala leche”, han escrito y comentado en medios de comunicaciones que los responsables de lo ocurrido son los antidisturbios porque que fueron los que cargaron primero. Esto es una estupidez muy grande. Cuando al final de la manifestación los antidisturbios llegan a la Plaza para posicionarse en el lugar, los reciben lanzándoles petardos, cohetes, piedras, insultos de “policía asesina”, etc. Son muchos los que empiezan a provocar para que den comienzo los disturbios. Para conseguir su objetivo se valían hasta de una megafonía para calentar los ánimos y que la multitud allí presente terminase atacando a la Policía, como así terminó ocurriendo. Piedras, cohetes, petardos, palos, etc., iban dirigidos contra los antidisturbios. No cabe duda que un grupo de “manifestantes” lo tenía todo bien preparado. De ahí que llevasen pasamontañas y otros tipos de prendas para ocultar sus caras, así como armas de todo tipo: palos, bolas de acero, piedras, petardos, cohetes, cuchillos, navajas, etc.
Para terminar, darle mucho ánimo a la UIP y a todo el Cuerpo Nacional de Policía. Así como desearles una pronta recuperación a los policías heridos.