Hay declaraciones que escuecen, y no vean cuánto. Escuchar a Paco Márquez hablar en la sede del PP sobre el adiós a la crisis es un insulto a la ciudadanía o, si me apuran, una auténtica aberración. No sé como a los populares no se les cae la cara de vergüenza apadrinando este tipo de mensajes que chocan con una sociedad encorsetada, con cargas, que lo está pasando realmente mal para llegar a final de mes, que pierde su trabajo o que lo mantiene a costa de transformarse en un esclavo sometido a los intereses de los empresarios. Esa es la realidad innegable, la de personas que arrastran fracasos y que no sienten la euforia que pretendía trasladar el diputado en la rueda de prensa ofrecida el pasado jueves para romper el bochornoso silencio que, hasta la fecha, estaba manteniendo el PP en torno a todo lo que está sucediendo en el Tarajal.
Quiero entender que cuando Márquez comparece lo hace con el aval de todo el partido. No puede ser que vaya por libre, así que por extensión su visión de un “horizonte despejado” la debe tener la cúpula del dividido partido que intenta salir a flote en la sede de Ainara.
Lejos de la realidad están quienes promueven este tipo de mensajes en una ciudad que, hoy por hoy, está pasando situaciones de auténtica calamidad. Pero esto, que sí es una realidad, acostumbra a ser negado por la clase pepera que nos vende lo de “en Ceuta no ha llegado la crisis de la península”... “aquí no estamos tan mal”. Claro, contarle esto a quien ha perdido su puesto de trabajo y teme no volver a recuperarlo, o a quien ha tenido que amoldar su situación vital a la condena de depender de ayudas sociales... es un poquito... de caraduras, por ser fina.
Márquez nos anima a creerlo, a pensar en positivo y a una le pide el cuerpo pasear al flamante parlamentario por los rincones de la ciudad en donde su esa positividad no pega ni con cola, porque hay viviendas en donde los padres se las ingenian como pueden para sacar adelante a sus hijos, porque hay trabajos en los que uno no deja en la cuneta al empresario explotador porque si no no puede sacar adelante a sus niños y termina tragándose las ganas cual sapos para intentar asumir su situación con dignidad. ¡Anda!, ¿no sabía esto el señor Márquez? Pues debería saber que las reformas laborales firmadas por su partido y la situación económica caótica ocasionada por los que se fueron y mantenida por los que están ha provocado que sean muchísimas las familias que aguantan una precariedad absoluta que, curiosamente, no casa con el estado del bienestar del que sí disfruta la clase política que se aferra al cobro de dietas insultantes o que disfruta de largos puentes vacacionales porque puede seguir pagándose hasta esos lujos.
No necesitamos parlamentarios que nos contagien felicidad alguna, ni somos gilipollas para dejarnos seducir por comparecencias tan ridículas que deberían ser vetadas de cuajo. Siendo pupilo de Pacoantonio debería saber que si él no es la Santísima Trinidad, ¿cómo va a ser usted siquiera Espíritu Santo?