Lo normal es que toda actividad que se lleve a cabo pretenda tener éxito. A veces se busca con afán y otras muchas se hacen las cosas bien porque de no hacerse así motivaría una catástrofe. Existen normas para la mayoría de los trabajos a realizar y todo consiste en poner la suficiente atención para que cada norma se lleve a cabo en el momento adecuado; pero no todo en la vida es una cadena de montaje sino que hay que emplear la mente y la voluntad para encontrar la solución adecuada y para poner los medios necesarios para que lo que se ha pensado se convierta en la realidad deseada. A veces parece imposible lograr lo que se desea y se desiste de ello, mientras otras personas sí son capaces de abordar la cuestión y llevarla al fin deseado con pleno éxito o casi del todo, después de hacer todo lo posible por el éxito.
Hay quienes tienen que luchar a diario contra la adversidad y salen adelante porque siempre hay una mano que les ayuda a salvar la dificultad cuando ya parecía que no podía haber solución. Se puede pensar lo que se quiera acerca de esa persona pero quizás no se sea justo en esas apreciaciones en algunos que otros casos. Hoy día hay muchísimas dificultades para llegar a fin de mes sin alguna deuda y hay quienes la deuda es una serie de obligaciones que se quedan atrasadas, o sin cumplir, a lo largo del mes. ¿Nos damos cuenta de lo que tienen que ser esas vidas, si nuestra posición económica es desahogada? Es natural que las noticias nos muestren casos de verdadera desesperación, generalmente en países africanos, pero aquí, a nuestro lado, hay también casos desesperados.
Es cierto que hay organizaciones que se dedican a paliar, en alguna medida, esas penurias. Su labor es digna de admiración y de colaboración en ka medida que a cada cual le sea posible, pero eso no es suficiente. Hace falta algo más y eso es algo que cada persona debe saber desprenderse en beneficio de alguien que sabe lo está pasando muy mal. Es ya la labor de la conciencia, la de cada cual, que valorará adecuadamente el problema económico o de algo material. Es el ser humano –mujer u hombre– que sabe renunciar a algo personal para que otra persona pueda afrontar un problema acuciante. Toda persona puede hacer algo por otra y no sólo en plan de limosna sino de proporcionar alguna fórmula para que esa persona se administre mejor.
A veces no es la cuestión económica lo que hay que afrontar sino el estado de ánimo de algunas personas y su desorientación ante la realidad de la vida, en la que tiene un peso fundamental una conciencia bien formada. Toda persona es capaz, en un momento dado, de tener un destello de heroicidad y lo que importa es que esa heroicidad esté en la normalidad de la vida corriente. Una vida dedicada a hacer el bien y a ayudar a los demás a que también lo hagan, tanto en su trabajo como en cualquier otra actividad que se dediquen Se puede hacer el bien en una conversación de esas que se mantienen, a diario, con amigos o conocidos y también en esos detalles de buena educación en la vida diaria, en ceder el asiento a alguien, o el paso por una acera estrecha. Hemos de ensanchar el amor a la verdad de la vida.
Tener éxito significa dar a los demás lo mejor que se tiene en el alma. Una persona tan querida y admirada como lo fue la Madre Teresa de Calcuta, aquella monja encorvada por el peso de los años y la debilidad, decía que “Dios no pretende de mí que tenga éxito, sólo me exige que le sea fiel” . Podríamos decir, tomando como base esa afirmación, que sólo siendo fieles a la Verdad y al Amor, llegaremos a tener éxito.