España podría (si sus gobernantes fuesen inteligentes) aprovechar sus lazos culturales con los países de América Latina para salir de su grave crisis económica. América Latina es una de las regiones más dinámicas y atractivas para invertir y expandir los flujos de comercio internacional. España podría convertirse en puente de inversión entre esa gran área comercial y otras del mundo, como, por ejemplo, China.
La crisis financiera, que comenzó en 2008 y aún perdura, ha afectado de muy distinta forma a las economías mundiales. Veamos el siguiente ejemplo: las tasas de crecimiento medio del PIB de América Latina fueron del 5,7% en los años 2008/09 y del 4,2% en 2010/11, mientras que en EEUU, en los mismos periodos, era de -2-2% y 2,4%, respectivamente. La inversión extranjera directa (IED) en la región ha pasado del 8% mundial al 12,5% entre 2008 y 2012. Esta cifra supone el 25,7% de toda la IED dirigida a las economías del mundo. Además, dicha región es la que ha registrado un mayor crecimiento en la atracción de entrada de flujos mundiales de IED en los últimos cinco años, con tasas de crecimiento del 50% en 2010, del 33% en 2011, y del 6% en 2012. Cifras sustancialmente mayores al crecimiento experimentado en el resto del mundo.
La importancia de la Alianza del Pacífico, bloque formado en 2011 por Chile, Colombia, México y Perú (pronto serán miembros plenos Costa Rica y Panamá), es la zona económica que más crece en el mundo y se ha convertido en la cuarta mayor economía mundial, por detrás de EEUU, China e India; razón por lo que ha aumentado notablemente el interés por estrechar los vínculos económicos con ella. Esta es una de las razones que ha llevado a España a querer ser miembro pleno de este grupo, aunque hay otros interesados en ser miembros de esta alianza, como EEUU, Canadá, Reino Unido, Alemania, Francia, Polonia, Rusia, Indonesia, Turquía, Japón, Portugal, Malasia, Corea del Sur, Sudáfrica, Rumanía, Marruecos, Túnez, Paraguay, República Dominicana, Guatemala, El Salvador, Filipinas, Australia, Nueva Zelanda y Vietnam. Así, las multinacionales españolas que decidieron apostar por América Latina han tenido un crecimiento medio de sus beneficios del 11,4% entre 2008 y 2012. Una cifra envidiable para el resto del sector empresarial español sin presencia en América Latina que, en esos mismos años, registró una caída en el beneficio del 26,5%.
En un futuro no muy lejano, la IED española hacia América Latina va a experimentar una nueva etapa de expansión a medida que se consolida la reactivación del crecimiento de la economía española, que según el Gobierno de España, será del 0,7% para 2014. En este contexto económico, el papel de España es fundamental para hacer de puente entre América Latina y el gigante asiático facilitando la internacionalización de las empresas españolas. De este modo, se cree que por cada punto porcentual de crecimiento del PIB chino, crece un 0,4% el PIB de América Latina y un 2,5% las exportaciones de la región a China.
Las ventajas que tiene nuestro país, de índole histórica, cultural y humana, son un fundamento sólido y un pilar fuerte para sostener un cambio de rumbo en la política del Gobierno. Si las bases que faltan a otros las tenemos y compartimos con dichos países ¿a qué esperan las instituciones del Estado con el Gobierno a la cabeza para incardinarnos en un proyecto económico de alcance histórico como es el que hoy hemos comentado?