Allá que van los peperos a Madrid para hablar con TVE y pedirles que se esfuercen más en ofrecer la auténtica imagen de Ceuta. Y claro, viendo las fotografías del encuentro y la cara que ponen los máximos responsables del ente público, a una le da por pensar qué entenderán por “auténtica imagen”. Como siempre los que mandan empiezan la casa por el tejado, y en vez de reflexionar qué es lo que se hace mal a este lado del charco para que solo salga ‘lo malo’, buscan la complacencia entre despachos para que se divulgue la imagen más acorde con las políticas que uno quiere explotar. ¿Que a Ceuta se le ayuda así? A mi juicio no. Poco a poco, la dejación absoluta de los mandamases, ha permitido que se vaya asentando una corriente de opinión peligrosa. Grandes medios te sorprenden con editoriales en los que se cuestiona lo que cuesta Ceuta o Melilla al Gobierno de la Nación; si se habla de Marruecos o Gibraltar se apresuran a hablar del futuro de Ceuta y Melilla; o terminamos siendo portada por asuntos que explotan porque no han sabido ser controlados en la propia ciudad.
Esto es lo que tenemos, pero somos tan catetos que creemos que la comitiva oficial del PP puede acudir a Madrid para escenificar un tirón de orejas y decirle a los directivos lo que esperan de ellos en su trato dispensado a la ciudad. Durante muchos años el País Vasco y Navarra han tenido que soportar imágenes mucho peores que las que se dan de Ceuta o Melilla. Tocaba eso por la ubicación geográfica y el enquistamiento de un terrorismo que provocaba el éxodo de sus residentes. Se tuvo que apostar por una campaña turística a lo grande, inteligente y orientada adecuadamente, para conseguir erradicar ese pensamiento sobre la peligrosidad que acarreaba el irse de vacaciones a tierras vascas o navarras. Ahora, el destino norte forma parte, sin complejos, de cualquier ruta turística.
Ceuta y Melilla lloran porque sus dirigentes no sabían actuar más que como plañideras en busca de subvenciones, ayudas estatales de todo tipo y hasta buenos tratamientos informativos. No caen en la necesaria reflexión que obliga a analizar lo que se está haciendo mal en esta tierra para que, pasados los años, sigamos siendo noticia por lo mismo, se siga cayendo en el mismo error incluso geográfico o continuemos ejerciendo una acción política cateta que, cruzando el Estrecho, de nada sirve. ¿O es que se creen ustedes que a los líderes de opinión de este país les interesa que les digamos que Ceuta tiene problemas pero no es un problema? ¡Carajo, pues como todos!