Hablar de la literatura de la escritora ceutí María Manuela Dolón, para una persona como la que escribe estos párrafos, una persona que la conoce, que suele disfrutar, largo y tendido, de su entrañable presencia y de su conversación cada vez que aterriza en suelo patrio, que la quiere mucho…, hablar de su literatura con objetividad, para esta persona, es imposible.
No quiero dar la impresión de que es una literatura mala o mediocre o regular. No, en absoluto. No lo es, ni muchísimo menos.
Cuando me disponía a leer su primer libro de relatos, “Las raíces”, hace ya varios años, no hacía mucho tiempo que me había impuesto la lectura de una novela de un escritor marroquí en lengua española, porque era un escritor amigo, y había cargado con una enorme decepción. No era la primera vez que me pasaba esto… Era la primera vez que cogía un libro de María Manuela Dolón y temía que me pasara algo parecido. Al que ha sufrido la mordedura de una serpiente, tiene miedo hasta de una cuerda, dice el refrán marroquí.
Pero fueron mis temores los que cargaron con la decepción, porque no se cumplieron: como lector, que busca entretenimiento de calidad, la mayoría de las historias de María Manuela Dolón tiraban de mí hasta la última frase; y como escritor, algunos relatos me hicieron sentir aquello de “cómo me gustaría haber sido yo el autor” de los mismos, esto es; lo mismo que sentía cuando, en mis tiempos de traductor de literatura hispana al árabe, un texto español me gustaba tanto tanto, que las ganas de verterlo en mi lengua, se hacían irresistibles y no descansaba hasta ver la poesía o el relato, desgranado en la lengua de El Corán, en una página cultural de un periódico de Rabat o de Casablanca.
Creo que los mejores cuentos de María Manuel Dolón se encuentran en su segundo libro, “Venganza en la Casa Amarilla”. Hay un par de historias (como “El silencio”, p 25) que, desde mi punto de vista, caben perfectamente en cualquier libro que se titule “Joyas del cuento español”.
A mí, ahora, con la edad que tengo, me gustan los relatos que cuentan hechos, mucho más que los que describen situaciones o lugares. Y eso es lo que hace María Manuela Dolón en sus libros, contar hechos, contar historias y cerrarlas; nunca deja una historia abierta. A veces, las historias dolonianas hacen pensar en las películas en blanco y negro bien hechas y entretenidísimas.
Por lo entrañable que es la persona, por lo bien que escribe, por lo entretenido que es siempre lo que nos cuenta, metámonos entre las vivientes páginas del último libro de relatos de nuestra María Manuela Dolón, “Comprar una noche”; démonos (démosle) la alegría de leerle.