Los padres de la patria nos han mandado deberes para el nuevo año… debemos entender que todo lo que hacen es por pura obligación moral, en palabras llanas de Gallardón gobernar es repartir dolor, así que apriétense los machos y busquen relajación para el dolor que nos van a seguir infringiendo.
Y de verdá que duele ver en la calle a los discapacitados reclamando para que no les echen de los centros, que los acercan más a la sociedad que queríamos construir entre todos y que solo con unos poquitos y muchas ganas, van a conseguir masacrar.
Da pena ver a los niños con cáncer o los crónicos o los enfermos de ambulancia manifestarse o hacer videos de propaganda para recaudar dinero o sortear las cámaras de televisión, con lágrimas verdaderas, porque se nos debería caer la cara de vergüenza de decir que no hay dinero para ellos, para muletas, para investigación de enfermedades o para ambulancias, y sí para rescatar bancos, que se endeudaron por pura avaricia dineraria, porque querían tragar más y más y el bocado les obstruyó el estómago y somos ahora, todos nosotros, los que vamos a pagar su estupidez.
Duele -y mucho- ver en la calle españoles pidiendo, gente buscando trabajo sin encontrarlo y, lo más, a aquellos que se compadecen de sí mismos y agachan cabeza y se conforman buscando parches, para tanto roto, que no hay aguja que pueda coser.
Los únicos que se salvan son ellos, que ponen fotos antiguas en las portadas de los periódicos, fotos rancias de gobernantes caducos que dejaron el cargo porque el pueblo dictó su destino y dijo “fuera”, porque el pueblo es soberano y tiene derecho a ver, a oír y a equivocarse, igual que nos equivocamos todos, para perjuicio de un país que reduce en educación y sanidad y en el que medran políticos derivados a países europeos , a organismos internacionales y grandes bancos, que exigen de su intelectualidad, para asesorarlos.
Hay muchos que se salvan de la ecuación de buscar culpables, que se salvan con la fórmula magistral de mirar para otro lado y enchufar el ventilador, para que reparta polen y asma etérea, volátil la magnitud de tanta miseria, repartida por un país que es el nuestro.
¡Pobre emigrante surafricano que llegó a Tarifa y besó el suelo, porque creyó entrar en el paraíso, desde su patera clandestina, poco más que barquichuela que le vendieron de saldo a precio de lujo, trescientos o cuatrocientos euros, en un sueño que terminará fastidiado, porque no hay trabajo, no hay pan, ni hay gloria y eso que se acerca la Navidad!
Solo hay plenos y gente que corre a ellos para recortar, para debatir y salirse con la suya, sea la que sea, porque para eso están las mayorías absolutas , para dejarte hablar y luego darte con un ladrillo de indiferencia en la boca y medrar y hacer lo que te dé la gana y no lo que el pueblo diga, porque el poder desvincula, ensordece y hace reverdecer, no la economía, sino las ideas sumergidas, las ideas de siempre, de la banca y del capital, de ambulancias con copago y sanidad deteriorada, si no es privada, como los colegios, como casi todo lo que se pueda pagar, volviéndonos la piel a sensu contra y aspirándonos hasta el último aliento dinerario, vital para nuestra subsistencia. Debemos entender que todo lo que hacen es por pura obligación moral, no por saña, ni por cuentas pendientes, ni mucho menos porque esté concebido como un plan político, sino porque hay que repartir dolor para gobernar, hay que esquilmar y dañar, robar a discapacitados y crónicos, hurtar ambulancias a los de diálisis, porque es lo que toca, porque el rescate va para Bankia y como dijo su Presidente a los accionistas de las preferentes, en un acto de total y exuberante claridad mental, algo se les devolverá, pero por el rescate, no porque sea de justicia, así más vale que se relajen y