Sigo sin entender por qué algunos partidos se afanan en publicitar propuestas que luego no llevarán a pleno, al menos siguiendo la fórmula que habían avanzado. Y me explico. El crack del PSOE da una rueda de prensa vendiendo a bombo y platillo la necesidad de que los portavoces de los partidos y el propio Vivas se quiten el sueldo que ganan como diputados para entregarlo a un fondo de ayuda a los niños de familias con problemas económicos. ¿Esto que significa? Que tanto él como Alí, Martínez y don Juan dejarían de percibir los 1.300 euros que cobran en calidad de diputados y portavoces. Resulta que pasa el fin de semana y nada nuevo sabemos de la propuesta que ayer, por arte de magia, llegó trastocada y con acuerdo al pleno, sin generar discusión alguna. En vez de hacer lo que proponía el crack, todos, incluido él, acuerdan finalmente rebajar las asignaciones que reciben los partidos por diputado: un dinero que, por ejemplo, los partidos, tanto el PP como los de la oposición usan para sus labores propias de grupo. Se opta por esta salida, con el consenso de todos, para no volverse a hablar del tema. ¿Y qué queda de la propuesta original del PSOE?, ¿habrá rueda de prensa para explicar el porqué del cambio?, ¿nos contarán si se han llamado durante este fin de semana para al final no tener que perder los 1.300 euros?, ¿qué se pretendió con aquella salida... quedar bien para luego recular? Resulta cuando menos curioso la rapidez con la que los políticos llegan a un acuerdo con tal de no tocarse los sueldos.
Decía Martínez, el portavoz, que no se puede terminar criminalizando a la clase política; que los que la integran deben cobrar un sueldo... ¿y cómo llamaría él a esos políticos que dan ruedas de prensa para, vistiéndose de samaritanos, proponer algo que luego ni ellos mismos van a cumplir? Fuera de acuerdos plenarios, queda luego la voluntad de la que eche mano el político que quiera para entregar su sueldo a las causas más nobles que se le ocurran. Podrá hacerlo incluso en la intimidad, sin buscar impacto mediático. Aquí, al contrario, lo que ha hecho el crack es dar publicidad a algo que, se ha visto, ni él mismo creía. Los demás, claro está, se suben al tren. Faltaría.