Como reza en el refranero, una sola chispa basta para que prenda un fuego. En numerosas ocasiones ocurren así las cosas, y casi del mismo modo surgió la idea de rendir un homenaje a Ángel Vázquez en el Club de Lectura de la Biblioteca Pública de Ceuta. Su escasa producción literaria (tres novelas y once cuentos) así como la curiosidad que despierta que cualquier referencia a su persona vaya ineludiblemente acompañada al epíteto de escritor maldito, contribuyó notablemente a espolear el interés de los miembros del Club por su obra. Para los que no conocíamos al autor tangerino, su nombre surgió como un repentino fulgor, en mitad de una conversación durante un acto en el Instituto Cervantes de Tetuán, al ser evocado como paradigma de autor que circunscribe su universo literario a una ciudad concreta, pero lo hace habiendo vivido allí, lo que inequívocamente se deja traslucir en su prosa (no como algún/a otro/a que parece se hubiera ilustrado para su novela ayudándose únicamente de la guía Michelin). Así, con tal propósito, el pasado miércoles día 17 los miembros del Club de Lectura nos reunimos ávidos como siempre de debatir y de compartir la experiencia de la lectura.
Para situar un poco al autor y su obra solamente diré que Ángel Vázquez (cuyo verdadero nombre era Antonio), nació en el año 1929 en Tánger, en ese Tánger internacional exótico y cosmopolita que Michael Curtiz llevaría al cine con otro nombre “Casablanca”. Allí, el pequeño Ángel pasaría la mayor parte de su tiempo en la sombrerería de su madre, oyendo los chismes de las clientas y empapándose de la yaquetía (o jaquetía), el castellano híbrido que hablaban los sefarditas en Marruecos y que más tarde trasladaría a su novela “La vida perra de Juanita Narboni”. Ese niño introvertido, tímido y solitario que empieza a construirse un mundo interior propio, con los años daría paso a un adulto atormentado y angustiado por las continuas penurias económicas, agravadas por su alcoholismo pertinaz y una homosexualidad largamente reprimida. En 1962 gana el Premio Planeta por su primera novela “Se enciende y se apaga una luz” gastándose el dinero del premio en pagar deudas. Dos años más tarde publica por encargo “Fiesta para una mujer sola”, novela que sería retenida por la Censura franquista (ya que en su trama se desarrolla un amor adúltero) , tratando así de impedir su distribución y venta en la Feria del Libro de ese año , hecho éste que avivó aún más la condición de maldito del autor. En 1965 abandona Tánger y se termina instalando en Madrid donde encuentra a muchos amigos tangerinos como Pilar y Eduardo Haro Tecqlen, eso sí, sin renunciar a su costumbre de frecuentar bares de mala muerte. En 1976 ve la luz su tercera novela “La vida perra de Juanita Narboni” . En los últimos días de su vida continuó padeciendo duras carencias pecuniarias y muy deteriorado por el alcohol fallece el 25 de febrero de 1980 de un ataque al corazón y según cuentan después de haber quemado sus dos últimas novelas.
Ya la vida del autor por sí sola daba para varias horas de debate en el Club (y otros tantos Sálvame de Luxe), pero después de reconducir la conversación hacia su obra, casi la totalidad de los miembros allí presentes coincidimos en que en sus dos primeras novelas Ángel Vázquez trata los mismos temas: seres solitarios e infelices, mujeres insatisfechas con sus vidas y ligadas a hombres de poca consistencia, matrimonios que conviven inmersos en un mar de incomunicación y convencionalismos sociales y muertos cuya ausencia pesa trágicamente en los actos de sus seres más cercanos. Todo eso dispuesto en el escenario de una clase social opulenta que empieza a atisbar su decadencia y se niega a desaparecer. También a todos nos pareció su estilo un poco anodino y falto de profundidad emocional, solamente capaz de conectar con el lector que haya vivido en Tánger en esa época y encuentre así una ligazón sentimental con las novelas (claro es que solamente es nuestra sincera opinión como simples lectores).
Pero Juanita Narboni es otra cosa. Esta novela en cambio es un extenso monólogo –soliloquio en el que la protagonista, una solterona tangerina que se expresa en tangerino y yaquetía, nos cuenta la historia de su vida en Tánger. A través de la voz de Juanita asistimos también al ocaso de una forma de vivir, en otro tiempo gloriosa y única y donde el lenguaje que utiliza Ángel Vázquez es por sí solo otro personaje más de la novela. Por suerte la Biblioteca Pública cuenta con la edición de Virginia Trueba (Editorial Cátedra), que rescató casi del olvido esta original, insólita y prodigiosa obra y cuya Introducción merecería por sí sola una sesión extraordinaria del Club de Lectura.
Otra prologuista célebre de Ángel Vázquez, la escritora Sonia García Soubriet, visitará Ceuta el próximo día 25 a fin de dar una conferencia sobre este excepcional autor y su obra, que tendrá lugar a las 20:00 horas en el Salón de Actos del Palacio Autonómico y en el marco del Día de la Biblioteca Pública de Ceuta, que se celebra el día 24. Esperamos que esta reseña haya siquiera despertado en los lectores un leve interés por el autor tangerino por excelencia, y asistan a la conferencia el próximo jueves. Al menos a los miembros del Club de Lectura los ha ganado para su causa , tanto es así que estamos programando en breve hacer una visita a Tánger y recorrer los escenarios por donde anduvo la mismísima Juanita Narboni.