Este creciente volumen de transporte obligó a contar con algún medio de protección para los convoyes decidiéndose buscar un camión nacional homologable al ya citado Schneider. De momento lo que se hizo fue blindar los vehículos disponibles con chapa de acero al cromo-níquel, que proporcionaba por Altos Hornos de Vizcaya tenía un grosor de 7mm. En total, pasaron a convertirse en camiones protegidos 5 Nash-Quad, de 40 Cv., 1 Federal, de la misma potencia, 2 Benz de 40/50 Cv. y 23 Latil de 35 Cv.
Exteriormente pintados de gris y con aspilleras circulares desde las que disparar, su habitáculo interior estaba revestido de un aislante para proteger a los tripulantes tanto de los golpes causados por los movimientos bruscos del camión, como de las esquirlas metálicas producidas por el impacto de los proyectiles.
En cuanto a la estructura se ajustaba a los distintos chasis empleados, existiendo también variantes entre los vehículos según la forma que tuviese el guardabarros, la presencia o no de torretas y número de ellas, y tipo de aberturas practicadas en el blindaje. El número de aspilleras iba de seis a ocho y el de las torres de una a dos. También conocemos informes en los que se habla de instalarles lanzallamas, aunque no parece que llegasen a recibirse. Si que montaron, en cambio, equipos de radio ya que al menos uno disponía de esta instalación en 1924.
Hasta la Guerra Civil
Por la documentación de que disponemos, el primer camión protegido de Ingenieros causó alta, en Melilla, el 17 de agosto de 1921 siguiéndole uno más ante de que acabase el mes. En noviembre ya se contaba con cuatro ejemplares, cifra que ascendía a nueve en abril del año siguiente. Por lo que hace a Ceuta la única referencia conocida, es una orden para que se enviasen dos camiones del tipo que venimos hablando, en julio de 1922.
Al comenzar la siguiente década, en 1923, existían tres camiones protegidos en Ceuta, diez en Melilla y cuatro en Larache, todos encuadrados en los respectivos Grupos Mixtos de Automóviles y Radiotelegrafía de esos territorios. Además habría que contar a cuatro más que, por diversos motivos, fueron dados de baja.
¿Qué ocurrió con esos vehículos? A finales del citado año tan sólo cuatro permanecían operativos encontrándose todos los demás pendientes de sufrir importantes reparaciones o almacenados en los parques de Artillería, dos de ellos en el de Madrid. Luego, durante la revolución asturiana de octubre de 1934, e incluso en la Guerra Civil de 1936-39, fueron empleadas con desconocido resultado algunas de estas reliquias. Casi toda seguridad se trataba de camiones protegidos depositados en los parques e ignoramos si alguno de ellos consiguió ver el fin de las hostilidades, lo que es muy poco probable.
Añadiré, por último, que los vehículos se recibían, ya para entrar en acción, en el Norte de África aunque, a partir de un determinado momento, eran blindados en las propias dependencias del Centro Electrotécnico melillense. En cuanto al ritmo de entregas, dependía más de las necesidades tácticas que de la aprobación de los presupuestos con los que adquirir tanto el chasis como los materiales de blindaje. Recordemos que en 1923 se dispuso de una cantidad entonces bastante respetable, 24,975 pesetas, para proteger a cuatro camiones Nash-Quad.
Algunas acciones de combate
La primera acción, sin consecuencias para los españoles, que habría de involucrar a vehículos de este tipo tuvo lugar el 22 de agosto de 1921 cuando dos camiones, llevando a bordo tiradores del regimiento de Infantería Sevilla, efectuaban un servicio de protección entre Zoo el Had y la posición adelantada de Casabona. Los vehículos, que también se utilizaban para el transporte de aprovisionamiento a los puestos más peligrosos, sufrieron el primer incidente grave el 31 de agosto cuando al caer en una zanja preparada para los árabes, en uno de ellos, falleció su cabo conductor, Sebastián Montaner.
El camión superviviente fue empleado, ya en septiembre, en el apoyo a los convoyes que circulaban por las carreteras de Zoco el Had Melilla y Nador-Tahuima dedicándose ya en noviembre, cuando llegaron otros dos, a la recogida de cadáveres, protección de avances e incluso misiones de exploración. En diciembre, se les vio a los tres juntos participando en la ocupación de Zaio permaneciendo allí varios días en tareas de vigilancia. Después tomaron parte en la progresión sobre la meseta de Tikermin, donde debido a que transportaron a bordo soldados de Infantería ajenos a su dotación de tiradores, puede decirse que debutaron en cierto modo como precursores de los transportes acorazados de personal.