Se me llenaron los ojos de batallas perdidas. Por el contrario, la luz era cegadora cuando mi voz estaba enfrentada a la esencia de los libros. No es oro todo lo que orbita; en la sociedad de la información circulan muchos mensajes innecesarios que pueden llegar a distorsionar la propia percepción.
Ahora, la belleza del silencio es semejante a la del agua plateada que cae en cascada. Este es mi sentir, pero ¿qué me pasó?
Solo, en mi habitación, comprendí que quería vivir cerca de las estrellas; descubrí que quería soñar sin que nadie me viera; acepté que mi voz interior buscaba la soledad en el rincón de las letras. Así, inicié el camino que me llevaría a otros lugares, lugares donde el tiempo parece entretenido, pero ¿cuál es el secreto de la vida en silencio?
En contacto con otros caminantes aprendí que antes de enfrentarse al infinito de los días era necesario el estudio de los libros de la Biblioteca de Ceuta. Si no, el alma podría enfermar de inanición. Al contrario. La naturaleza del alma es inestable: es justo dotarse de pensamientos, imágenes y principios saludables.
Entonces, ¿qué camino nos llevaría a tan magnífico lugar, donde las letras están encadenadas a la verdad?
Tuve que discernir que los caminos que nos llevan a Ceuta, también nos llevan a su historia, y que la historia de sus colinas está plagada de victorias. Así, aparece su sol orgulloso, alimentando el sueño de los días pretéritos y venideros.
A la vez, tuve que discernir que el valor de sus gentes no sólo se hallaba en la sangre derramada, sino en la tinta azul y en la lectura de sus libros, de las causas nunca olvidadas.
Entonces, ¿Es el tiempo una región del espacio?
Sentado frente al mar, veo las olas. Las veo nacer y morir. Apenas una fracción de segundo.
Tumbado en el arenal veo a las estrellas lucir. Los años son pequeños; la noche se fijó en mí.
Entonces, señora, ¿hay algo tan distinto como el fuego y como el agua?
Sí, Copín, sí: el alma de un cobarde y el alma de un caballa.