Los cortes de agua que se están produciendo en la ciudad urgen algo más que una convocatoria del Gobierno marcada por las promesas. Que una tubería se rompa, te lo crees. Pero que no haya semana en la que en alguna barriada se produzca una incidencia de este tipo... ya resulta extraño. Ya he perdido la cuenta del número de respuestas institucionales que se han dado para anunciar medidas que eviten que el famoso lema de ‘agua las 24 horas’ sea un espejismo. El hecho es que las tuberías se rompen, o eso nos dicen, y se levantan, una y otra vez, las calles -en muchas ocasiones las mismas- sin que la palabra responsabilidad aparezca por algún lado. El hecho es que comparece la responsable de turno para decir el dinero que se van a gastar en válvulas y no sé qué más al objeto de evitar nuevas fugas, pero la solución no debe estar en eso si no en cerciorarse de que un gasto importante de dinero va a tener la eficiencia pretendida. La pregunta que debería hacerse Vivas es si existe correspondencia entre el dinero que se ha gastado ya la Ciudad y el volumen de averías sospechosas que se producen y a las que no se da la explicación debida más allá del accidente. Los reparcheos suponen más gasto y ya se ha invertido suficiente en, supuestamente, renovar toda la red. Agua las 24 horas, decía el lema electoral... al que habría que añadir que alguien no está haciendo bien su trabajo.