Ayer comenzó el juicio seguido en el Penal por el caso de los neonatos. Un asunto del que se seguirá hablando el mes próximo, cuando tenga lugar la segunda de las sesiones. No es el momento de hablar ahora sobre las impresiones personales tenidas tras la primera de las sesiones, pero sí cabe un debate paralelo, el que surge en torno a la situación sanitaria que tenemos y la que hemos tenido. Los hechos enjuiciados sucedieron en 2006, y sobre la sanidad que se estilaba en aquella época se habló mucho. Me llamó la atención el tremendismo que rodeaba a todo lo relacionado con la asistencia a parturientas y cómo se menospreciaba el tipo de hospital que teníamos. Y me llamó la atención porque no ha pasado mucho desde 2006 para que no afloren los recuerdos de quienes llevaban las riendas del Ingesa y nos llamaban mentirosos a los periodistas cuando denunciábamos lo que allí pasaba. Sobre todo en el tema de partos, diciéndonos que todo estaba bien y resulta que no era así. Ahora en un juicio interesa poner de relieve las condiciones de carestía de medios que se daban en el viejo hospital, pero por aquel entonces se nos vendía dicha asistencia como la mejor. Y no hablo de profesionales, para que no nos salten a la yugular los corporativistas de turno, sino de condiciones.
Pero resulta que hoy las cosas tampoco han cambiado tanto. Nos venden el mejor de los hospitales con la mejor de sus gestiones, nos hablan de que tenemos un centro de referencia, de que nada tenemos que envidiar al resto y resulta que seguimos arrastrando carencias increíbles con falta de medios para, por ejemplo, atender a los neonatos. Arrastramos las mismas carencias que ayer se pusieron de manifiesto en el juicio, unas carencias en las que todos estaban de acuerdo y que provocan que la asistencia sanitaria no sea la debida. ¿Consideran normal esto?, ¿consideran que no debe existir una responsabilidad política de todos los que han pasado por un puesto sin avanzar en este campo?, ¿qué pretensiones son las que tienen los actuales responsables?
Que uno resida en Ceuta no tiene por qué coartarle los derechos sanitarios que debe exigir simplemente porque haya quienes no hacen bien su trabajo y tan sólo protestan por las críticas periodísticas o sindicales. Seguimos igual.