Cuando se llega al “ecuador” de la vida si miramos atrás vemos que varios ya marcharon, primero los abuelos, luego los padres, van marchando algunos amigos, conocidos y vemos las arrugas en el rostro de aquel de nuestra quinta la vida aplica su ley y con el tiempo vamos curtiendo nuestro carácter y sentimientos, todo esto en un recorrido normal sin sobresaltos. Ayer asistí a la Misa por el alma de Jorge el gemelo de La Amargura, Jorge ha estado en mi casa varias veces, en mi Peña del Barça colaborando ayudando a su amigo Alex cuando teníamos alguna fiesta, a Jorge le recogí con mi coche alguna que otra vez cuando me lo encontraba de regreso a casa junto a sus hermanos y amigos entre ellos mi hijo Alex, una vez que les dejaba a la altura de su casa y de regreso a la mía siempre le reproche a mi hijo que no tuviera otros amigos que todo el día se lo pasaba con los gemelos. Estos chicos se quedaron sin madre hace unos meses y su padre esta recluido en un centro penitenciario, viven prácticamente solos, claro que hay personas que con su calor y ayuda les hacen mas soportable la vida que les ha tocado, pero aun así para mi siempre fueron motivo de critica hacia ellos, la verdad sin motivo aparente pero mi hijo sufrió mis continuos reproches. Ayer durante la misa pude comprobar la entereza de sus hermanos de sus amigos y de mi hijo Alex, toda una lección de madurez que todavía yo no soy capaz de dominar, durante la misa me di cuenta de lo estúpido que he sido con Jorge y sus hermanos pero sobre todo con mi hijo, ayer mis pensamientos se fueron a los momentos en que coincidí con ellos, lo educados que son, respetuosos, me hicieron recordar cuan diligentes eran para ayudar en los festejos de nuestra Peña del Barça siendo ellos madridistas, me di cuenta del daño que hacia a mi hijo al reprocharle su amistad con estos chicos, también recordé los comentarios en el tanatorios de sus compañeras de trabajo en la cocina y por supuesto que de algún modo también ellos fueron responsables de la decisión de Alex para estudiar cocina, siendo yo cocinero y no haber despertado esta inquietud en mi hijo.
Ahora es tarde, Jorge no esta entre nosotros y me lamento amargamente no haberle conocido mejor, haber disfrutado de su alegría de chico joven y buena persona, pero sobre todo me lamento de la perdida de un buen maestro para mi hijo, porque estos chicos a pesar de su juventud, son trabajadores, responsables, buenas personas y a pesar de las desgracias viven con entereza el día a día intentando sobrevivir honradamente. Lo siento Jorge y perdóname hijo, con el tiempo te iras dando cuenta de las equivocaciones de tu padre, no las repitas tu.