Siempre que ocurre una tragedia, como la de la pasada noche que terminó con la vida de dos hermanos marroquíes ahogados, suceden las mismas críticas y se producen los mismos interrogantes. Los debates duran lo que dura el momento mediático y, tras las jornadas, nadie vuelve a reparar en lo sucedido. Pero en el caso de marras es distinto, porque ya son demasiados los accidentes que se producen en este o en otro muelle que terminan con vehículos en el mar. Y eso indica que las medidas que se han aplicado no son suficientes. Ahora cabe la pregunta de ¿qué más se puede hacer?
La Autoridad Portuaria puede, por ejemplo, hacer prevalecer el interés general y la salud pública sobre las quejas de los sectores que protesten por un cierre del lugar. Si ahora Torrado sale y valla aquellas zonas en las que se suceden accidentes u ordena controles para que, realmente, los vehículos cumplan lo que marcan las señales de tráfico, seguro que recibirá críticas: una detrás de otra. Se habrá buscado más enemigos de los que pueda ya tener, pero se habrán adoptado medidas impopulares pero garantes de la seguridad pública. Lo que no puede hacerse es jugar a la doble moral, poner un tope en la seguridad, decir eso de ‘hasta aquí controlo y más allá no... para tener a todos contentos’.
Hoy por hoy la seguridad como tal no es efectiva. Se adoptan medidas suaves para evitar una protesta, se aplican restricciones escasas para que no se molesten más sectores de lo debido y se sigue permitiendo que vehículos entren en zonas en las que no deberían estar ni tan siquiera aparcados. Pero por miedo a no sé qué se termina dejando que cada cual haga lo suyo y que una familia se acerque con un vehículo a cualquier muelle para comerse un bocadillo mirando al mar. Cuando se produce el accidente ya es demasiado tarde y no vale recordar hechos trágicos pasados porque lo que ya hemos dejado atrás sencillamente no vuelve ni es remediable.
Hoy narramos otra muerte: la de dos hermanos que dejan viudas e hijos de corta edad. Y hoy, desgraciadamente, como si de una broma macabra se tratara, volvemos a pedir las mismas cosas que años atrás. Lo que pasa es que con asuntos de seguridad no debería caber error alguno, ni imágenes cíclicas que se repiten sin más. Hoy, tras la reflexión, cabe buscar una salida.