Esta es la primera colaboración después de las elecciones del 22 de mayo y hoy, afronto el reto de rellenar este espacio en blanco desde un punto de vista más personal que político, pese a que lo político ya forma parte de lo personal.
Espero que me perdonen el atrevimiento. La preocupación por la gestión política de mi ciudad ha ido creciendo día a día después de que hace cuatro años decidiera aceptar el reto de presentarme a unas elecciones municipales. En ese momento, no era consciente de cómo me podía afectar, en todos los sentidos, la actividad política.
A veces, he tenido la impresión de que se deshumaniza a las personas que participan en política. Es como si tuvieran (tuviéramos) que ser autómatas sin ningún tipo de sentimiento.
A lo cual evidentemente me niego en rotundo.
Habrá quien piense que el que no esté dispuesto a ese tipo de trato que no participe de la vida política. Respetable opinión, pero de la cual discrepo puesto que siempre he creído que las personas que están en política lo primero que tienen que tener es sensibilidad y empatía con los problemas de quienes les rodean. Ser capaces de calzarse sus zapatos y pensar cómo les gustaría que actuasen sus representantes en la Asamblea.
Ahora, a estas alturas, a una le afectan varias cuestiones y muchos datos y las conclusiones acaloradas se convierten en reflexiones mejor meditadas.
Por mi carácter, de entre lo experimentado siempre intento quedarme con lo mejor, lo que no significa que no existan sombras. Como decía, lo mejor de estos meses que han pasado ha sido, sin duda, la convivencia verdadera con todas las personas que forman CABALLAS. Una convivencia real, sin complejos y de tú a tú. Tal y como debería ser siempre entre todos y todas en busca de lo mejor para Ceuta.
No les puedo negar que el altísimo porcentaje de abstención supone una bofetada sin manos a todas las formaciones políticas. Prácticamente, la mitad de las personas con derecho a ejercer su derecho al voto y a decidir el tipo de gestión local han preferido no hacerlo y no pronunciarse al respecto.
Frente a la abstención, sólo queda seguir intentando mejorar nuestra ciudad a base de trabajo, ideas y propuestas tendentes a ello; controlar que los que van a gobernarnos no cometan ningún tipo de irregularidad y fiscalizar todas y cada una de sus acciones para velar por los intereses de todos y cada uno de los ceutíes.
Comienza una nueva legislatura en la que lo importante y la máxima preocupación debe ser la ciudadanía.