En política no todo es lo mismo. Uno puede encontrar variaciones y en el Partido Popular es lo que sucede. No es lo mismo el resultado que un PP te puede sacar en Ceuta al que puede obtener en otro punto. No es lo mismo porque aquí, siempre lo he dicho, el PP cuenta con una clave, un éxito garantizado: Juan Vivas. ¿Qué por qué? Vaya usted a saber, pero el hecho es que Vivas cae bien y así sucede no sólo entre los votantes populares, sino entre más.
Eso es lo que tiene el Partido Popular, la marca Vivas. En torno a esta figura digna de un análisis sociológico se mueve toda la campaña popular. Si es que podemos hablar de la existencia de campaña alguna. Sí, me dirán, existen las sectoriales, los puerta a puerta, los programas... Vale, pero, ¿los conoce la gente?, ¿les interesa? Saben que no, interesa únicamente a quienes se mueven en esos sectores concretos. Llega más otra cosa: el sentimiento en forma de talante. Y a la gente le da igual si Vivas le da la mano floja o si lo hace con todo el mundo, le gusta que le mire, le atrae su imagen y ahí termina la película.
En torno a su figura han pasado figuras que ya no están o que no estuvieron y han vuelto. No había más que mirar el acto de ayer, junto a la obra de Serrán Pagán. Los cadáveres que tanto criticaron al PP y que incluso se enfrentaron al number one volvían al redil, por si las moscas. E incluso se gestaban en los corrillos las primeras puñaladas, siempre apuntando a lo que ahora gusta tanto: el sector portuario. De cantinela la misma de siempre. Me pregunto, ¿hace falta algo más? Con decir que tienen al candidato más transparente y mejor valorado no urgen nuevos debates. Vivas ha dado al PP lo que siempre buscó, garantía de unas mayorías que hasta el CIS eleva a absolutas. ‘Made in Vivas’, of course.