Me imagino lo que debe de ser una noticia de estas, para gente, como los padres de Marta y muchos otros , como los de Cristina Martín , de Seseña , que perdieron a una hija de mala manera, con tantos recuerdos malditos que les vienen a la mente, aunque no quieran.
Las horas se les deben haber hecho eternas a esos padres , desde que no llegó a cenar el miércoles pasado María Esther, hasta que se ha encontrado , no a la cría, sino a su estela borrosa , con la cabeza cubierta, llena de sangre reseca.
Nadie que no sea padre o madre, sabrá lo que significa abrir la puerta y dejarles ir, ver lo que pasa en el mundo, estar informado , y luego , echártelo todo a los lomos y abrirles la jaula , a tus expensas.
Jaula de oro, en que metemos a nuestros niños, cuando aun son pequeños, jaula oxidada , cuando se creen mayores y se nos van , como la arena entre los dedos, por más que queramos agarrarlos , bien fuerte.
Y nos dejan y qué nos queda , más que implorar a todo lo que se menea, para que vuelvan sanos, para que no encuentren en su camino, la maldad, la avaricia de unos pocos euros , que llevan en el bolsillo del vaquero o el filo de un cuchillo, que quiere carne fresca.
Los tuentines , nos devuelven críos muy parecidos, aunque nos pese, a los que nosotros fuimos, con iguales o simétricos problemas, de…¿ me quiere, lo quiero?, o , ¿me gusta , le gusto?, pero también hay fotos explicitas, no de sexo, sino de relaciones, de patas largas con medias ufanas, de besos entre chichas que se quieren , porque las hormonas mandan y de gente- sobre todo- que tiene la cabeza llena de pájaros y que no entiende que un desgraciado hijo de mala estampa, puede llevarte a tu niña/o , a un vertedero abusar de él/ella y luego matarlos, cuando lloran por lo perdieron, diciendo al agresor/a que lo van a denunciar y que lo va a matar su padre, en cuanto llegue a casa y lo cuente. A la cría de Málaga, dicen, que la vieron en un todo terreno , paseándose, dentro de él , por un vertedero y nos preguntaremos qué hacia allí , si es que es cierto y con quién estaba, pero da igual, porque la muerte espera a cualquier precio, como espero a la bonita Cristina , a la que , la que se suponía era su amiga, Cuco, desnucó y mató , a plazo ciertos, en un descampado, llamándola encima la madre, para preguntarle por ella y diciéndole, la muy arpía, que no la había visto, ni sabía de ella, cuando estaba agonizando por su causa y mal muriendo como la perra, que no era.
Es doloroso , es grave perder a un hijo, pero perderlo así, a manos de la injusticia, de laceraciones de alma, de no haberle podido ayudar, de la ignorancia de no saber por qué y cómo ha pasado, de que la policía levante tu vida y vea como sospechosos a tus amigos , a vecinos, a quien sea , y tú lo veas –obligado observador-con los ojos llagados de lagrimas y dopado por las pastillitas de los psiquiatras…Eso, no tiene nombre.
Deberíamos poder proteger a nuestros hijos, deberíamos poder librarles de todo el mal que acumulamos y rezuma esta sociedad , que mata a crías como Marilúz, porque a un tío le apetecía llevarsela a su casa y la engaña y la mata, todo ello presuntamente, porque un juez no ha dicho que sea así, como fue en la realidad, aunque todos lo sepamos , y cuando el asesino de ésta y otras crías, sale a la luz de los flases de los periódicos, nos enteramos de todo y sea o no menor , sea quien sea , a los pobres padres , les dolerá igual , porque ya no la tienen a ella, en plena adolescencia , para sacarles de sus casillas , creyéndose una mujer , porque le abultan algo los pechos y ya se maquilla y se llamarán tontos , por ceder a sus presiones, no se perdonaran a sí mismos, el no haberla metido en una habitación y haberla encerrado con cuatro candados, pero nada de eso valdrá, para apaciguar su alma rota, porque nada cura, lo que ya está muerto.