Ya han llegado “Las Rebajas” y el euro escondido ha aflorado entre los bolsillos maltrechos de los ciudadanos que lo guardaban para ocasiones como las referidas. Llegan las rebajas con los descuentos más interesantes de los últimos años y que, en algunas ocasiones, se presentan con un 50% o un 70% menos del valor real de la prenda. Estos precios rebajados sobre las prendas del textil, del zapato o de la electrónica “han vuelto los ojos” al consumidor que sin dudarlo un ápice, se ha echado a la calle “pidiendo guerra” al consumo y claro, Ceuta no es una excepción, y aquí los caballas se están dejando los 100 euros por cabeza que dicen las previsiones televisivas y otros 100 euros más que no se dicen…De esta forma, la Confederación de Empresarios; la Cámara de Comercio y los comerciantes independientes, aplauden la valentía del consumismo ceutí y reconocen que estas rebajas le van a salvar la temporada.
Es verdad que en tiempos de rebajas todos ganan: el consumidor y el vendedor. Tambien es verdad que hay que andarse con “mil ojos” porque los hay demasiado listos que meten gato por liebre aprovechando el momento y el bullicio. Casos de este tipo los hay en todas partes y como es lógico, también aquí; por eso es necesario que el Gobierno de la Ciudad, orqueste las medidas necesarias con los inspectores de comercio para que no existan estafas al ciudadano que se traducen “presuntamente” en artículos de baja calidad; falta de tallaje; falsificaciones llegadas de otros reinos; no devolución del efectivo…etc, etc, etc.
No hace falta que sea yo quien recuerde que el ciudadano debe estar protegido contra cualquier indicio de engaño por parte de empresarios sin escrúpulos (que también los hay), porque debe ser la Ciudad la que controle y vigile a través de sus técnicos que dichas historias no se produzcan. Si antaño éramos capaces de meterle un bollo de pan duro en un caja de transistor y vendérselo a un “paraguayo” (que ya tenía narices la cosa..) no podemos caer en el mismo error de matar la gallina de los huevos de oro por segunda vez, aunque la gallina sea de rebajas. Cuidado, porque siempre hay un listo para un negocio y un tonto que no protesta.
Estamos en Rebajas y si el descuento es del 30, del 50 o del 70, debe ser aplicable sobre el precio original. Tenemos el derecho –como consumidores- de reclamar si esto no sucediera, e igualmente, tenemos derecho de comprobar que el artículo que se nos ofrece es el mismo que estaba en el escaparate hace una semana. Vamos a dejarnos de chorradas y de amiguismos. La Ciudad tiene una obligación: vigilar que no se estafe o se engañe a sus ciudadanos. El empresario tiene otra: ofrecer la misma prenda, la misma calidad y al precio fijado para las Rebajas. El consumidor tiene la última palabra: que su gasto sea el que se ajusta a sus necesidades y que su compra tenga o obtenga todas las garantías permitidas. Estamos en Rebajas pero no en Liquidación y el euro asoma cuando el precio es el conveniente, cuando la calidad de lo comprado se refleja en el mismo y sobretodo, cuando no se siente engañado.