Permanecemos en un escenario de amenazas sin respuestas, soportando las bravuconadas de una monarquía feudal que asume el pasotismo del vecino de una forma desproporcionada. Las maneras del vecino las conocemos de sobra, pero es difícil interpretar el silencio de nuestro gobierno que permanece al margen, como si la película no fuera con ellos o como si no manifestarse fuera parte de algún favor que desconocemos hasta ahora. La verdad de lo pasado o las intenciones de un futuro son impredecibles (a no ser que diarios de los llamados generalistas dejen a un lado las sandeces a modo de telegrama de wikyleaks y se dediquen más a la indomesticable política con Marruecos).
Las estrategias a seguir por parte del gobierno de ZP, ante la actitud chulesca del Reino alauita, se adivinan como nulas atendiendo a los acontecimientos sucedidos el pasado verano en la frontera de Melilla. No se tomó ninguna medida y pasaron página tras los gravísimos hechos acaecidos (sólo solucionados por motivos de interés comercial entre los musulmanes de uno y otro lado de la frontera, razón más que suficiente para dudar de la nacionalidad española de muchos de los residentes en ambas ciudades autónomas).
El continuo e incesante goteo de acciones de distintas asociaciones marroquíes no tiene fin y cada semana aparecen nuevas amenazas y fanfarronadas de unos dirigentes que alimentan a sus súbditos con fantasías expansionistas. Propaganda para un pueblo que vive en un estado deplorable, en muchos casos vestidos con harapos y despojos, sin agua corriente en sus casas, con un grado de analfabetismo enorme, con una sanidad inexistente (al Comarcal melillense y al Universitario de Ceuta me remito) y con una justicia acostumbrada a la corrupción (policía, aduana, jueces…). Todos sabemos los interrogatorios de cualquier control de la gendarmería marroquí donde se pasa de detallar el destino donde vamos a pormenorizar la profesión y enumerar los motivos de la visita (billetito escondido en el pasaporte al enseñarlo y ya se agiliza todo ¿verdad?).
Pero bueno ya sabemos como actúan y su habilidad innata de pasar de una actitud desafiante y repleta de alardes al victimismo galopante que los caracteriza cuando ven que no tienen salida. La cobardía de quien agita a un pueblo al cual no puede dignificar, mandándolos a emigrar para tener una vida mejor y donde sólo cabe acatar las condiciones, restringiendo la libertad de prensa con la amenaza constante de ser detenidos sin previo aviso. Un despotismo ilustrado, donde la ilustración la sostiene el respeto, las formas y las normas de la religión pero que convierten en sumiso al pueblo por miedo a represalias y al castigo del líder político y religioso que no es otro que el rey.
Cuando se confunden ciertos conceptos, mezclando política con religión, se corre el peligro de caer en fanatismos que lo perjudican más que lo benefician porque las políticas migratorias de Europa están en pleno cambio y las relaciones Europa-Marruecos se terminarán tensando por la gran cantidad de ciudadanos sin papeles que pululan por la UE.
En dicha situación seguimos mañana tras mañana y los medios nacionales le dan mucho más importancia a los sucesos en El Aaiaun, donde no tenemos más en liza que periodistas temerarios, activistas y actores que se identifican con problemas ajenos a nuestro país. Espero que llegue el día que algún actor en la península se identifique con nuestra españolidad y sea capaz de llevar pegado lemas a favor de nosotros sin ningún complejo y sin buscar una publicidad gratuita.
Tardará en llegar aún años un gobierno de derecha que cambie el contexto en el cual estamos inmersos, momento donde se pondrán en liza tantos errores que se están cometiendo y tendrán que llevarse a cabo un sinfín de medidas y acciones que están pasando por alto un ausente gobierno.
Mientras seguirán ahogándonos, pues saben de nuestra dependencia comercial, haciendo de nosotros dos ciudades que no son autosuficientes. Por ello se deberían buscar soluciones para que la frontera no sea nuestro talón de Aquiles, siendo una salida positiva crear dos bases navales en Ceuta y Melilla y 20.000 efectivos en cada uno de ellas… (aunque la ministra de defensa actual no concibe un ejército con efectivos sino una ONG testimonial de hechos bélicos). Dejemos que la izquierda trasnochada siga haciendo la vista gorda y esperemos que el futuro sea mas halagüeño con otra forma de actuar donde los vecinos después de sembrar tantos vientos comenzaran a recoger tempestades.