Vivimos en una sociedad de chantajes, en la que quienes consiguen cierta cuota de poder terminan ejerciéndolo defendiendo sus derechos y pisoteando los del resto. Es lo que han hecho los controladores aéreos: pisar los derechos de todos nosotros mientras ellos intentan vender unas ‘opresiones laborales’ que no son tales. Decenas de ceutíes se quedaron, igual que miles de españoles, tirados en los aeropuertos. En un momento viajes preparados, sus vacaciones en familia o sus salidas de negocios terminaron hundidos, tras el boicot, nunca visto, de los controladores. El Gobierno salió con la única arma que le queda, tras el ejemplo de debilidad continuada que nos ofrece en todos los campos. ¿No podía preverse esta amenaza de los controladores?, ¿pudo haberse captado el caos antes de hacerse realidad? Son las preguntas que nos quedan a quienes atónitos contemplamos cómo, tan fácil, se puede bloquear un país. Y todo porque unos profesionales demuestran que pueden hacerlo. Así de fácil.
Chantajes en el aire y chantajes en la tierra. Muy cerca nuestra, en Marruecos. Desde hace meses el vecino pisotea los derechos de los españoles, y, de forma más sangrante, genera un debate sobre Ceuta y Melilla. Lo lleva haciendo meses, aprovechándose de la debilidad del Gobierno, de su vacío diplomático, de su ‘no saber hacer las cosas’. Es otro chantaje protagonizado por un país, por un rey dominado, por un grupo de presión que intenta controlar a la sociedad civil haciéndole partícipe y queriendo convertirla en protagonista de un debate que hace tiempo se retiró de los cafetines y que ahora busca imponerse.
Desnortado el Gobierno no sabe cómo actuar. Acude a los militares para salvar el espacio aéreo, acude a las buenas formas para reconducir las relaciones con Marruecos tapando sus vergüenzas, o intentando hacerlo. Es una forma de vendernos soluciones ante el caos, ante la ineficacia para controlar -llevan así meses- el conflicto de los controladores y ante el no saber cómo ponerle al conflicto generado por un dictador que se disfraza de progresista ante los foros europeos.
¿El PP? buscando la política, la campaña, la presión... flaco favor ante una crisis política, económica, ideológica y de identidad estatal que asusta. Estamos ante una marioneta apabullada por los chantajes. ¿Cuál será el próximo?