Con fecha 21-07-2010, la entidad bancaria en la que tengo una cartilla para cobrar mis mensualidades como pensionista y abonar los recibos de la luz, el agua, la basura, el Impuesto de Bienes e Inmuebles, etc, etc, me envía uno del citado último impuesto por un importe de 104,09 euros y, el 21 de octubre, también de este año, otro por igual cantidad y por el mismo concepto. Extrañado, me dirijo a la oficina de dicha entidad y la persona que me atiende me dice: “No, no hay nada extraño, es que la Ciudad Autónoma, para no grabar su importe total en una sola vez y los 208,86 euros que supone el recibo de este año lo ha dividido en dos, a razón de 104,43 euros cada uno.
Pues, joder con el Impuesto de Bienes e Inmuebles, conocido antes como Catastro, al paso que van sus subidas va a llegar el momento en que uno tenga que vender su casa, una planta baja de 102 metros cuadrados, solamente familiar, e instalarse en una jaima o tienda de campaña, por ejemplo, en los Pinares de Rostrogordo o en las proximidades del Rió de la mierda, conocido por el de Oro.
El pasado año por el citado Impuesto, me cobró la Ciudad Autónoma 172,50 euros y, en este del 2010, como más arriba digo, 208,86, lo que quiere decir que la subida ha sido de 36,27 euros (6.034,82 de las antiguas pesetas) que, divididas entre doce mensualidades, cada mes me supone el “ascenso” del Impuesto allá por las 500 pelas y un poquito más.
Y lo mismo viene ocurriendo con los recibos del agua “potable” que, como dije el otro día, la que llega a mi barrio solamente nos sirve para el fregado de los utensilios de cocina y para el lavado de ropa que, como no le pongas bastante suavizante, las camisas, por ejemplo, y después del planchado, se te quedan que parecen almidonadas. Y lo que pagas también por impuesto de basuras, idem de lo mismo, cuando menos te lo esperas, subida al canto…
No es que ponga reparos a abonar los impuestos correspondientes a todo ciudadano, pero ¡leches, si este año y el que viene, y también el próximo, a los pensionistas les continúan las pensiones congeladas, el por qué no se congelan igualmente –me refiero a los que dependemos de una pensión– la subida de dichos repetidos impuestos por parte de la Ciudad Autónoma…!
Me consta que mi “protesta” es clamar como en el desierto, pero ahí queda por si, me extrañaría, sirviera para algo.