Los justos poseerán el Reino” (Sabiduría 3). Nos han dejado dos grandes damas, dos buenas cristianas, Charo y Delia. Delia, ¡qué poco tiempo has tardado en reunirte con tu querida amiga Charo! Pérdidas como éstas nos llenan de un gran dolor, pero nos consolamos con la certeza de que ambas están disfrutando ahora de una vida mejor.
Querida Delia. Me imagino que habrás sido muy feliz al ver las dos celebraciones que hemos vivido tus familiares y amigos en nuestra parroquia, las palabras tan hermosas que te han dedicado el P. Francisco, el P. Pedro, tus hermanos de Comunidad y tus nietas.
En tus últimos momentos en este mundo, sé que fuiste feliz con la comunión de tu bisnieta, Martita, que tuve el privilegio de preparar la ceremonia de su primera comunión, porque así tú me lo pediste. También sé que tus hijos y nietos te celebraron lo que ellos no podía imaginar sería tu último cumpleaños.
Le doy gracias a Dios por haberos tenido tanto, a ti como a Charo, de amigas que siempre me aconsejasteis bien. Espero, el día que a mí me toque, ser merecedora de una “estancia” en ese lugar donde ahora estáis vosotras. Siempre os recordaré en mis oraciones.
“La vida de los justos está en manos de Dios, y no los tocará el tormento” (Sabiduría 3).