Cuando se va una persona querida es cuando realmente nos damos cuenta de lo que nos hacía falta. Por mucho que hagamos nunca volverá con nosotros. La vida es un privilegio que sólo lo tenemos los que estamos en el mundo ahora mismo. Me acuerdo de una desgracia que fue la muerte de un cuñado muy joven y la misma viuda cuando hablaba con un hermano de él le decía: “conociendo a tu hermano y viendo que pasan muchas muchachas por su lado y que no les diga o meta mano esto no es buena señal”. Y no se quedó atrás en preveer la desgracia que vino al cabo de unos días cuando reunió el médico a los familiares y dijo: “tengo que deciros que el chaval no saldrá de esta, está muerto clínicamente, es decir, su capacidad mental, pero su cuerpo está vivo porque late el corazón, ya que es muy joven y fuerte. Si queréis ahora es tiempo para que se haga una donación de órganos”. Aquí está la clave de los dilemas que siempre han existido entre que el hombre es carne y alma.
Nos damos cuenta que lo principal es la capacidad intelectual, que es el que nos mueve en la vida. Ese disco duro que siendo imprescindible no es reutilizable y viene de serie desde que nos concibieron y que va evolucionando poco a poco añadiendo lecciones que la vida les va enseñando. Lo que se llamaría acción-reacción. Me acuerdo de mi hijo muy pequeño y que era muy atrevido cuando quiso poner un enchufe del árbol de Navidad y le pegó un calambrazo. El vió y memorizó cómo ponía yo el objeto en el lugar idóneo y el quiso hacerlo igual pero malamente, y desde entonces no se acerca a una instalación eléctrica. Y así todo un compendio de datos que vamos almacenando, aglutinando que siempre vale para el futuro. Recordemos como estudiábamos antiguamente a través de las canciones para memorizar, nadie se quedará atrás cuando recordemos lo de “España limita al norte con el mar cantábrico, con los montes Pirineos que nos separan de Francia….” o fórmulas como por ejemplo “el interés es igual al carrete partido por cien”. Nuestro cuerpo también va evolucionando y teniendo fallos debido a nuestras costumbres tanto alimentarias, como de higiene, físicas o morales, además de los genéticos. Pero lo que nos tenemos que centrar que aquí no queda nadie y cuando nacemos tenemos una caducidad que dependerá de múltiples factores exteriores que nos puede producir una muerte traumática, deterioro, etc. Y también interiores por lo que hemos apuntado anteriormente. Y una vez que hayamos fallecidos sólo queda aquí nuestros restos mortales que poco a poco serán devorados por los gusanos, “barro eres y en barro te convertirás” y el disco duro queda inutilizado. Luego aunque las religiones digan lo contrario si en la ciencia dicen que no existimos tenemos que llegar a la conclusión que ya no estamos aquí en este mundo. Significa esto que ¿hemos desaparecido definitivamente? No por un solo hecho nuestro ADN está pululando por ahí es lo único cierto, de lo demás que cada uno piense un ratito. Yo sólo he planteado el tema y ustedes deben de decidir. ¿Somos cuerpo y alma? O ¿un cuerpo con un disco duro no reutilizable?.
Que nadie se moleste pero esto es lo real.