La asociación ceutí de enfermos mentales desarrolla una labor desconocida. Mucho. Sólo las familias de afectados por alguna enfermedad mental saben lo importante que es tener una referencia en forma de entidad a la que acudir cuando se tiene un padre, un hermano o un amigo que la padece. La inacción del Gobierno es de tal calibre que se permite el lujo de dejar abandonados a aquellos enfermos que carecen de una familia que les apoye y se encargue de atenderlos. Si falla la familia, falla todo y el entorno en el que se mueve un enfermo mental se vuelve contra él. En Ceuta tenemos muchos casos de personas a las que vemos vagar por las calles y de las que huimos porque sus historias no nos incumben en esta sociedad marcada por el egoísmo, las apariencias y la consecución de éxitos a la desesperada en todos los ámbitos: se quiere tener la mujer más guapa, la cuenta corriente más abultada y la apariencia perfecta para seguir viviendo en el mundo de los absurdos. Esas personas lo tuvieron en su día todo, hasta que algo se encargó de derrumbarlo y arrastrarles a una situación de la que solos no pueden salir. Y es ahí donde falla el papá Estado con sus medidas sanitarias para todos. No existen centros de día especializados para atender a los enfermos, ni existe un número de profesionales suficiente para atenderlos. Hasta hace pocas fechas nos hemos topado con enfermos mentales que habían escapado del hospital en donde eran mezclados con otros ingresados sin pudor alguno. La falta de atención tanto a los enfermos como a las familias que les cuidan es de tal calibre que podríamos escribir mil y una columnas. Por eso entidades como ACEFEP son importantes. Y más aún en ciudades como Ceuta.
¿Saben lo grave de todo esto? Que nadie está libre de una enfermedad mental. Los abusos pueden desencadenarla; la no asimilación de hechos que nos han superado, también; el vernos hundidos cuando las bases en las que nos apoyábamos desaparecen, igual; quedarnos bloqueados por algo que no podemos controlar, seguro. Dejar de controlar la mente es caer en un abismo en el que son necesarias muchas ayudas desde la familiar hasta la política, desde la social hasta la médica o la laboral. Queda mucho camino por recorrer en un asunto en el que la sensibilización es cero.