Policía Portuaria carece de seguro de protección ante accidentes y el CNP tiene orden de no subir.
El Puerto hereda una presión migratoria cada vez más patente en la zona. A los intentos de ocultación debajo de los camiones o colándose en los ferry se suman las entradas en barcos logradas después de trepar a los techos de la estación. Lo que antes constituía algo anecdótico ha pasado a ser lo más común. Por la mañana, por la tarde... incluso saludando a los viajeros que los divisan desde el interior de los ferry... los inmigrantes se suben al techado de la estación marítima para saltar directamente a los barcos, incluso duermen. ¿Qué medidas político-policiales se adoptan? Pues parece que ninguna porque ante la generación de un problema surge una auténtica maraña de trabas.
Los agentes de la Policía Portuaria carecen de seguro de protección ante posibles accidentes, así que, de subir a los techos y sufrir una caída, quedarían completamente desamparados. Han denunciado este asunto ante el Comité de Salud del Puerto sin recibir respuesta alguna. Los riesgos son evidentes, pero las protecciones nulas, lo que deja un vacío absoluto a sus componentes.
Si la Policía Portuaria detecta inmigrantes en los techos de la estación da parte a la Policía Nacional, pero ésta tampoco sube ya que tiene órdenes de la Jefatura Superior de no hacerlo. La Guardia Civil se hace cargo de menores que deambulan por la zona portuaria cuando son avisados por la Policía Portuaria o si los detectan por ellos mismos. Este Cuerpo tampoco sube al tejado de la estación para interceptarlos.
¿Al final quien sube entonces a los techos?, ¿quién pone remedio a una situación que puede terminar en tragedia? Los agentes, desprotegidos o receptores de órdenes contradictorias, se convierten en eslabones de una cadena imposible de engarzar como se debiera. Y mientras, la presión sobre los tejados es cada vez mayor.