Colaboración: respecto a la tortuga encontrada muerta recientemente en El Chorrillo
El pasado sábado día 25 de noviembre apareció el cadáver de un ejemplar de tortuga boba en la playa del Chorrillo, el cual se encontraba en un avanzado estado de descomposición.
Estos sucesos se llevan sucediendo en Ceuta desde que se instalaron las almadrabas, causando la muerte de decenas de animales al año que mueren de manera agónica atrapados en las redes. Debemos añadir que las almadrabas están colocadas en zonas de paso de innumerables especies marinas (cetáceos, tortugas marinas, peces luna, etc), por lo que suponen una trampa mortal para todas aquellas que pasen cercanas a ellas.
Algunas tortugas pueden ser rescatadas a tiempo, pero otras no corren la misma suerte y mueren ahogadas al no poder ascender a la superficie para respirar.
Podemos casi asegurar que el ejemplar encontrado el pasado sábado murió de la misma manera, ya que hay dos almadrabas cercanas a la playa donde fue hallada.
A pesar de esta preocupante situación no se han puesto medidas para minimizar estos riesgos y SEGUIMOS IGUAL QUE SIEMPRE. Si no se pone una solución a esto, seguirán muriendo más y más animales por el mero hecho de que son lo que son, animales, y sus vidas no tienen valor alguno, ¿verdad?
¡No me creo que con las innovaciones que hemos desarrollado y que se siguen desarrollando hoy en día no haya ni una sola solución para este gran problema! ¿Cómo puede ser?
Esta tortuga boba seguramente recorrió miles y miles de kilómetros durante lo que fue su vida; también debió nacer en alguna playa situada en la Costa Atlántica donde su madre dejó alrededor de 90 huevos, entre los que se encontraba ella: una pequeña tortuga marina que debía enfrentarse a todos los peligros que el océano le propusiese. Ella debió ser una de las pocas o únicas supervivientes de toda la puesta; superó temporales, esquivó a los depredadores y año tras año demostraba ser una auténtica superviviente. Pero este año su instinto viajero la obligó a recorrer el litoral ceutí y un desgraciado día quedó atrapada en las redes de una de las almadrabas donde tuvo un triste final, muriendo ahogada entre las redes que nosotros colocamos. Y así acabó su gran aventura que podía haber durando 67 años.
Más tarde las corrientes marinas llevaron su cadáver a la orilla de la playa, donde fue hallada.
¿Cuántas más morirán así y quedarán varadas en zonas inaccesibles donde no sabemos ni que están? Innumerables ejemplares.
Nuestro problema consiste en que no valoramos la vida ajena, ¿a quién le importa que unas cuántas tortugas mueran en las almadrabas? Cada uno se preocupa de sus problemas y listo, cuando no nos damos cuenta de que esto es un problema de todos y una responsabilidad que cada uno de nosotros debe asumir.
En este maltratado planeta convivimos todos, por lo que nuestro deber es conservar la poca vida que aún alberga en él.
Sólo pedimos que se busquen ideas o métodos desarrollados para conseguir una solución y, así, evitar más muertes innecesarias de animales marinos.