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La Autoridad blinda la zona portuaria con hileras de concertinas para evitar entradas a los barcos
La zona portuaria lleva camino de convertirse en otro particular perímetro fronterizo pero a la vista de todos. La colocación, ayer, de concertinas, realizada ante la mirada de los inmigrantes, pretende frenar las escenas de adultos y menores trepando por los barrotes para cruzar al interior de la estación. El tiempo dirá si tienen o no efecto, aunque ni las propias muertes de compatriotas ni los terribles accidentes asustan a quienes solo tienen una meta: cruzar al otro lado. M.L., de 26 años, el último accidentado a precipitarse al vacío, está ingresado en el Puerta del Mar, en donde mejora del traumatismo severo sufrido.
Estas concertinas no provocan rechazo de las oenegés, ni críticas de partidos, a pesar de ser las mismas que coronan la línea de poco más de 8 kilómetros que separa España de Marruecos. Su instalación es la salida a la que se aferra el Puerto, mientras por su avenida siguen circulando argelinos del CETI buscando la huida así como niños, menores muy pequeños, que intentan colarse entre los barrotes o saltar estas mismas concertinas con la única idea de cruzar al otro lado. La presión, lejos de mejorar, es cada vez mayor. Argelinos denuncian que no les permiten entrar en el CETI si son sorprendidos intentando escapar.