La Fundación Eduardo Gallardo Salguero llevó a cabo un hermoso acto
“Cuando yo nací, mi madre había tenido ya siete hijos, siete niños. Yo era la única niña, y, por este motivo, fui la más mimada. Me querían mucho”. Estos recuerdos tan hermosos y entrañables que permanecen, tantas lluvias después, en la memoria de Soledad Correro, usuaria del Centro de Prevención de la Dependencia Coronel Raggio Cachinero, que nació en Ceuta bajo la dirección de la Fundación Eduardo Gallardo Salguero y en convenio con la Ciudad Autónoma de Ceuta, pueden, en macabra pirueta de la salud y el azar, desaparecer de un día para otro, quedar en la nada, ser sólo cenizas en el recuerdo.
Ojalá que no sea así, que el alzheimer, la maldita enfermedad que borra la vida, pues apaga recuerdos, personas, pasajes de quienes fuimos y somos, no le afecte nunca a Soledad, presente ayer en la Biblioteca Pública del Estado ‘Adolfo Suárez’ con motivo del acto que la mencionada Fundación Eduardo Gallardo, en colaboración con la Biblioteca y la Ciudad, organizó por el Día mundial del alzheimer.
¿Qué mejor manera, pues, que leer los relatos propios, escritos por los usuarios de la Fundación, para no olvidar jamás –dentro de la medida de lo que nos es posible– lo que más queremos? Así, además de Soledad, distintas personas salieron al atril y recordaron. Recordaron y se emocionaron. Como María García Roldán, que contó: “Soy de Granada, mi niñez me la pasé en esta bonita ciudad. Me vine a Ceuta para casarme, aquí he sido feliz. Pero la niñez siempre vuelve a mi cabeza”.
“Hacer frente a la atención temprana de las enfermedades neurodegenerativas”, señaló en su turno de intervención el director gerente de la Fundación, Jesús Perea, marcando uno de los objetos principales de la existencia del centro. A través de imágenes que se iban proyectando, y que pudieron contemplar las numerosas personas que abarrotaron la Sala de Usos Múltiples, entre las que se encontraban Rabea Mohamed, consejera de Asuntos Sociales, y Mabel Deu, homóloga en la cartera de Cultura, se apreciaban las instalaciones con las que cuenta el Centro, entre otras: sala polifuncional, jardín, terapia ocupacional, enfermería, baño adaptado o un ‘oficce’, “orientado para desayunos y meriendas”, señaló Perea.
Al respecto, cabe señalar también que entre los objetivos de la Fundación está el promover ayudas económicas y asistenciales para mejorar la calidad de vida de personas dependientes afectadas por la enfermedad de alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas, males que se combaten, además de con medicina, con amor y relatos.