Los festejos patronales echaron ayer el telón, pero antes, como cada año, reservaban su capítulo más brillante a la Virgen de África, patrona de Ceuta y auténtico eje sobre el que gira la semana festiva.
Verdadera y única protagonista en el que era su día y llevada por el fervor religioso que le profesa su pueblo, la Imagen volvió a guiar a los miles de ciudadanos que salieron ayer a las calles más céntricas para demostrarle su más sincera devoción. La cita es cada doce meses y Ceuta la aguarda con impaciencia, de ahí que volviera a ser un 5 de agosto brillante, colorido, en el que la fe entronca con la tradición.
A las 20:00 la Patrona salía de su templo bajo los sones del himno nacional. Arrancaba así la Santa Misa Pontificial oficiada por el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza Boy, y concelebrada por el clero local con el vicario general, Juan José Mateos, a la cabeza. Entre los mensajes, un llamamiento a preservar la fe y a perpetuar la devoción a la que es auténtica Madre de Ceuta.
Era el anticipo de la procesión que arrancaría a las 22:00. La Madre de Ceuta comenzaba de esa forma el paseo por las calles que son suyas. A sus espaldas, la comitiva encabezada por las principales autoridades de la Ciudad, con su presidente, Juan Jesús Vivas, al frente. Y con él, su Gobierno casi en pleno, el delegado del Gobierno, el comandante general, líderes de la oposición, cofradías y hermandades, casas regionales y representantes de todos los estamentos civiles de la ciudad. No podía faltar el eslabón fundamental: los miles de fieles ceutíes, o llegados desde la península, que la acompañaron en su recorrido.
Hubo estampas clásicas, como no podía ser de otra forma: la salve en la Plaza de la Constitución, la imagen al afrontar la calle Sánchez-Prado.... Y cómo no, esa petalada ya imprescindible y tradicional al paso de la Patrona por la calle Jáudenes. La Madre de Ceuta recogió de nuevo la fe y entrega de sus hijos. Un año más.
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