Una célula yihadista, la segunda en una semana, ha sido desmantelada en una operación llevada a cabo en varias ciudades de Marruecos, a la que se acusa de haber enviado a “decenas de combatientes” a Irak y Siria para luchar junto al Estado Islámico (EI).
Según un comunicado del Ministerio marroquí del Interior divulgado ayer, los ocho detenidos residían en Casablanca, Tánger, Salé y otras poblaciones menores y estaban en contacto con correligionarios en la zona fronteriza de Turquía con Siria e Irak que ayudaban a los nuevos reclutas a incorporarse a la yihad.
Los marroquíes, explica la nota, eran reclutados principalmente para participar en atentados suicidas contra las fuerzas sirias e iraquíes.
Además, se les atribuye la intención de captar a marroquíes que están en la zona de tensiones y dispuestos a volver a Marruecos para cometer atentados terroristas que pongan en peligro “la seguridad y estabilidad del país”.
El pasado día 2 se desmanteló otra célula, cuyos miembros confesaron planear ataques contra “personalidades políticas y militares”, así como atentados mediante cinturones explosivos contra “sitios sensibles” de Marruecos, siempre según el ministerio.
Las fuerzas marroquíes siguen estrechando lazos de comunicación con las españoles y a nivel frontera con Ceuta.