Las principales autoridades despidieron ayer al comandante general, José Manuel Sanz Román, quien desde hoy pasa a la reserva tras varios años al frente de la Plaza.
Sanz Román deja Ceuta con una nota característica, la de la discreción. Algo que, en figuras como la suya, se convierte en determinante en una ciudad tan compleja como ésta, en la que lo que menos falta hace es tener una máxima autoridad militar que se salga de tono. Y precedentes los ha habido, igual que asuntos que han trascendido al ámbito mediático y no precisamente porque demostraran un buen funcionamiento de la Comgeceu. En la memoria inmediata prevalecen asuntos como el del espionaje militar o demasiadas exposiciones polémicas de una figura, como es la del comandante general, que debe huir de protagonismos o de debates estériles que no hacen más que afear el trabajo de la clase militar. Un trabajo que en Ceuta resulta clave. Sanz Román deja el mando con todos los honores, llevándose el sentimiento de saberse bien acogido. Quedan espinas en el camino, como la de no haber visto materializado el proyecto de la Base Única que, como tantos otros, ha sucumbido a la dictadura de una crisis económica que mutiló cualquier tipo de inversión. La Comgeceu se enfrenta ahora a una nueva etapa, con otro comandante general al frente que tendrá que asumir los siempre complicados trabajos que son afrontados por un Cuerpo militar cuya presencia en Ceuta es especialmente importante.