El comandante general se despidió de los efectivos a los que ha mandado, les agradeció el esfuerzo en tiempos difíciles y auguró mejores días l Hubo desfile y homenaje
Después del acto institucional en el Palacio de la Asamblea, y tras una pausa seguramente destinada a tomar un café y a despachar el penúltimo día de trabajo en Ceuta, José Manuel Sanz Román se dirigió al núcleo García Aldave –simbólico lugar escogido para el adiós: nada menos que la cuna de La Legión española– donde una marea de efectivos –sus efectivos aún– copaban el patio de armas en pos de despedir al general y de agradecer a la persona el trabajo realizado.
Se trataba, pues, de ese acto que, lejos de protocolos y fotos de postín, se edificaba en la cordialidad, el respeto, la gratitud, la camadería. Valores castrenses, o sea. El acto, en concreto, se dividió de la siguiente manera: honores y revista; lectura del pase a la reserva del comandante general; despedida de la bandera por parte del comandante general; alocución del comandante general; acto de homenaje los que dieron su vida por España; y desfile.
Los actos fueron presididos por el propio comandante general, al que acompañaran los jefes y comisiones de las unidades, centros y organismos de la plaza.
“Dejo el mando de fuerza, pero no por ello desaparece mi espíritu de servicio que sigue intacto, como el primer día de mi ingreso en la Academia General Militar en aquel lejano septiembre de 1973”, dijo el comandante general al principio de su alocución, para añadir acto seguido que “despedirse del servicio activo habiendo ejercido el mando de la Comandancia General de Ceuta, ante las unidades que hoy representáis, en cerrada formación, en este emblemático patio de Armas, es una gran satisfacción que culmina mis aspiraciones como militar”. “Os agradezco a todos haber sabido soportar con optimismo las dificultades en estos años en los que se nos han exigido sacrificios, llegando en muchos casos al límite de nuestras capacidades. Afortunadamente ya vemos muy cerca un futuro esperanzador”, estimó Sanz Román.
Asimismo, el comandante general señaló que “aún así, estoy satisfecho por haber logrado en gran parte mis propósitos: no ha bajado el listón de la preparación para el combate a pesar de la crisis económica; la sociedad sigue valorando la guarnición de Ceuta y confiando en su eficacia; y se mantiene el apoyo de la Comandancia a la ciudad, que contribuye, como siempre, a su seguridad y bienestar. La concesión de la Medalla de la Autonomía con que fuimos honrados el pasado año es un buen exponente de esta realidad”, destacó. “Estoy seguro de que la mediación de la Virgen de África, a quien solicité ayuda en mi toma de posesión, ha permitido que esos proyectos se cumplan”, dijo también.
Ya cerca del final, Sanz Román nombró a sus unidades: “Regulares, Legionarios, Jinetes, Artilleros, Ingenieros, Especialistas, Marineros de la Compañía de Mar, miembros de los Cuerpos Comunes y personal civil de esta Comandancia, seguid manteniendo la misma serenidad, disciplina, cohesión y espíritu de superación que a mí me habéis demostrado y de este modo el pueblo de Ceuta y España entera, seguirá confiando en el Ejército que guarnece una de sus fronteras norteafricanas”, señaló el general para cerrar no sólo unas palabras sino toda una vida de servicio por y para España.
Felicitaciones y reconocimiento al término del acto
“El acto militar ha concluido”. Estas fueron las últimas palabras que, a través de megafonía, se escucharon –se escucharán– en García Aldave del comandante general de Ceuta, José Manuel Sanz Román. Acto seguido a la conclusión, numerosos compañeros militares, familiares, amigos y vecinos de la ciudad que habían asistido a la despedida y ocupado una butaca en las gradas habilitadas para la ocasión, se acercaron hacia Sanz Román para mostrarles sus respetos y felicitaciones.
“Me quedo con los recuerdos de una vida de militar”
“Me quedo en mi alma de soldado con las vivencias y los recuerdos de una vida militar intensa, en la que he tratado de obedecer y cumplir con lealtad y mandar y dirigir aplicando la prudencia, la justicia y el ejemplo. Espero no habeos defraudado y disculpadme por mis errores”, señaló en la emocionada alocución el comandante general de Ceuta, ayer en el acuartelamiento García Aldave con motivo de su despedida.
“Ahora, como última orden que os da vuestro comandante general”, dijo, “y en prueba de compromiso con el cumplimiento de la misión en esta españolísima ciudad en la vanguardia de España gritad conmigo: ¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva la Comandancia General de Ceuta!”