La autorización para la firma de un convenio con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir que permitirá la reforma de la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) por valor de cuatro millones de euros supone, como ayer reflejó el consejero portavoz del Gobierno el punto y final a las obras de grandes instalaciones incluidas en el ciclo integral del agua.
Y ahora que nos encontramos en época electoral y es bueno muchas veces recordar lo que se tenía y donde nos encontramos, no queda más remedio que reconocer el gran avance que ha tenido esta ciudad en los últimos catorce años en materia de abastecimiento. No por mucho recordar que ya en pleno siglo XXI, no todas las viviendas de Ceuta contaban con agua potable en sus viviendas durante las 24 horas y que gracias a las gestiones realizadas por el presidente Vivas nada más llegar fue un problema endémico que se solucionó, se está cometiendo un pecado. Recordar que fue la insistencia de este Gobierno el que permitió que la Administración General del Estado financiara en parte, con la ayuda por supuesto de la Ciudad, la construcción de la Estación Depuradora de Aguas Residuales no es cometer ningún pecado. Y por ello, tienen mucha razón los que apuntan a que en estas próximas elecciones nos jugamos el continuar avanzando y buena prueba de ellos son esas inversiones de las que hemos hablado o bien retroceder y volver a Ceuta de las últimas décadas del siglo pasado.